Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952
Desde hace años la juventud universitaria de México está perdiendo lastimosamente su tiempo en tonta politiquería que la degrada y la envilece, sirviendo de instrumento a oscuros interese…
Se considera que no menos de cinco mil personas viven en la ciudad de México, de ocupaciones fantasmas, derivadas de organizaciones que solamente existen de nombre y para provecho de bribones, en perjuicio de algún sector de trabajo efectivo, en lo particular, y del País en general. Estos “organismos” tienen nombres tan enrevesados como estos: “Comité General de Coordinación, Unificación y Esfuerzo Revolucionario de Propietarios de la Ciudad y Campo”… o este: “Confederación Nacional Revolucionaria de Obreros, Campesinos y Pequeños Propietarios Rurales, adheridos a la C. A. S. M. L. T…., o bien: “Sindicato Nacional Único de Trabajadores Manuales No Especificados y Conexos, pertenecientes a la V. Y. M. A. S. M.”… Todos los nombrecitos de estas “agrupaciones” son de tal manera raros o incomprensibles, que solamente un bribón especializado en la materia puede descifrarlos y explicar “sus actividades”. No está por demás hacer constar que los Gobiernos de los últimos han protegido e impulsado a este tipo de “organizaciones”, de tal manera que hasta la última cueva de estos pillos cuenta con apoyo oficial, por lo menos así lo dicen ellos con todo énfasis, sin que nadie los desmienta. Las “Oficinas Generales”, “Comités Centrales”, etc., están siempre cortados por el mismo patrón: un gran letrero en la calle, dos o tres cuartos destartalados, un par de viejísimos escritorios, ocho o diez sillas maltrechas y en la pared, el retrato del Presidente de la República “en turno”. En cuanto a la asistencia: diario desfile de tipos patibularios, empistolados, y todos tocados con ese sombrerito claro, degeneración del “texano”, que les ha dado por usar a los políticos. ¿Hasta cuándo la Policía se resolverá investigar las actividades de esos “centros” y realizar una fructífera “razzia” de pillos?
Las tolvaneras en la Ciudad de México se deben única y exclusivamente a la bárbara deforestación que han sufrido las zonas boscosas que rodean el Valle de México. ¿Responsables? El Gobierno…. únicamente él.
Dentro de cincuenta años, la República Mexicana será un inmenso páramo, un país pobrísimo, que sufrirá constantemente horribles sequías, tornados, tolvaneras fantásticas, inundaciones, etc., etc.…. ¿Y todo esto resultado de qué? Pues de la brutal deforestación que el país está sufriendo desde hace quince años… ¡sin que los Gobiernos se den por entendidos!
Un individuo le platicaba a otro: Pocas veces me enojo; pues he aprendido a no hacerlo: pero el otro día vi en un noticiario cinematográfico a un elevado funcionario del gobierno, acompañado del Cuerpo Diplomático e infinidad de personas, en una gran fiesta con motivo del “DIA DEL ARBOL”. En ella, después de muchos discursos, bailes regionales, piezas de música y mil tonterías, el alto funcionario plantó un arbolito… Ese mismo día, desde un avión había observado y contado TRINTA Y SEIS GRANDES INCENDIOS DE BOSQUES, todos cercanos a la capital en donde se efectuaba la ridícula ceremonia de marras. Esos treinta y seis grandes incendios deben haber acabado con cincuenta o sesenta mil grandes árboles… ¡Qué coraje me dio la farsa! En lugar de esas ceremonias estúpidas, deberían dictarse medidas adecuadas tendientes a salvaguardar nuestros ya escasos bosques, organizar cuerpos de vigilancia…
México ha sufrido un sistemático y criminal abandono por parte de sus Gobiernos, los que por cierto, jamás se le ha permitido al pueblo a escoger.
El Gobierno de México resuelto a todo costa a “IMPEDIR LA TALA DE ARBOLES Y EL CONSUMO DE CARBON Y LEÑA”, constantemente aumenta el precio del gas combustible.
Año: 1952
Desde hace años la juventud universitaria de México está perdiendo lastimosamente su tiempo en tonta politiquería que la degrada y la envilece, sirviendo de instrumento a oscuros interese…
Se considera que no menos de cinco mil personas viven en la ciudad de México, de ocupaciones fantasmas, derivadas de organizaciones que solamente existen de nombre y para provecho de bribones, en perjuicio de algún sector de trabajo efectivo, en lo particular, y del País en general. Estos “organismos” tienen nombres tan enrevesados como estos: “Comité General de Coordinación, Unificación y Esfuerzo Revolucionario de Propietarios de la Ciudad y Campo”… o este: “Confederación Nacional Revolucionaria de Obreros, Campesinos y Pequeños Propietarios Rurales, adheridos a la C. A. S. M. L. T…., o bien: “Sindicato Nacional Único de Trabajadores Manuales No Especificados y Conexos, pertenecientes a la V. Y. M. A. S. M.”… Todos los nombrecitos de estas “agrupaciones” son de tal manera raros o incomprensibles, que solamente un bribón especializado en la materia puede descifrarlos y explicar “sus actividades”. No está por demás hacer constar que los Gobiernos de los últimos han protegido e impulsado a este tipo de “organizaciones”, de tal manera que hasta la última cueva de estos pillos cuenta con apoyo oficial, por lo menos así lo dicen ellos con todo énfasis, sin que nadie los desmienta. Las “Oficinas Generales”, “Comités Centrales”, etc., están siempre cortados por el mismo patrón: un gran letrero en la calle, dos o tres cuartos destartalados, un par de viejísimos escritorios, ocho o diez sillas maltrechas y en la pared, el retrato del Presidente de la República “en turno”. En cuanto a la asistencia: diario desfile de tipos patibularios, empistolados, y todos tocados con ese sombrerito claro, degeneración del “texano”, que les ha dado por usar a los políticos. ¿Hasta cuándo la Policía se resolverá investigar las actividades de esos “centros” y realizar una fructífera “razzia” de pillos?
Las tolvaneras en la Ciudad de México se deben única y exclusivamente a la bárbara deforestación que han sufrido las zonas boscosas que rodean el Valle de México. ¿Responsables? El Gobierno…. únicamente él.
Dentro de cincuenta años, la República Mexicana será un inmenso páramo, un país pobrísimo, que sufrirá constantemente horribles sequías, tornados, tolvaneras fantásticas, inundaciones, etc., etc.…. ¿Y todo esto resultado de qué? Pues de la brutal deforestación que el país está sufriendo desde hace quince años… ¡sin que los Gobiernos se den por entendidos!
Un individuo le platicaba a otro: Pocas veces me enojo; pues he aprendido a no hacerlo: pero el otro día vi en un noticiario cinematográfico a un elevado funcionario del gobierno, acompañado del Cuerpo Diplomático e infinidad de personas, en una gran fiesta con motivo del “DIA DEL ARBOL”. En ella, después de muchos discursos, bailes regionales, piezas de música y mil tonterías, el alto funcionario plantó un arbolito… Ese mismo día, desde un avión había observado y contado TRINTA Y SEIS GRANDES INCENDIOS DE BOSQUES, todos cercanos a la capital en donde se efectuaba la ridícula ceremonia de marras. Esos treinta y seis grandes incendios deben haber acabado con cincuenta o sesenta mil grandes árboles… ¡Qué coraje me dio la farsa! En lugar de esas ceremonias estúpidas, deberían dictarse medidas adecuadas tendientes a salvaguardar nuestros ya escasos bosques, organizar cuerpos de vigilancia…
México ha sufrido un sistemático y criminal abandono por parte de sus Gobiernos, los que por cierto, jamás se le ha permitido al pueblo a escoger.
El Gobierno de México resuelto a todo costa a “IMPEDIR LA TALA DE ARBOLES Y EL CONSUMO DE CARBON Y LEÑA”, constantemente aumenta el precio del gas combustible.