domingo, 3 de junio de 2012

DE LAS COSAS DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA


Por: José Tamborrel Suárez

Año: 1952

Si el pueblo norteamericano no pone un “hasta aquí” a la deificación de la juventud, muy pronto se convertirá en un inmenso conglomerado infantil. Todo lo que se refiere a la niñez y a la juventud es bien visto y se doblega ante sus necedades y caprichos. El país es un enorme parque infantil en donde casi todos juegan… Con todas las prerrogativas que disfrutan y la forma tan placentera que deslizan sus vidas, es natural y lógico que a la mayor parte les guste seguir gozando de todo eso… siguiendo el juego, las costumbres, las lecturas y las ideas hasta el fin. He ahí la infantilidad que ten pública y notoria es característica en ese gran país. De los Estados Unidos de América pueda afirmarse que es un pueblo formado por dos clases de niños: chicos y grandes.

Si los Estados Unidos de América tuvieran la tan traída y llevada bomba atómica, ya hubieran pulverizado a la fanfarrona Rusia… y si la fanfarrona Rusia tuviera la bomba atómica, ya hubiera pulverizado al mundo. (¡No es lo mismo poseer un poderosísimo explosivo, que poseer la bomba atómica!)

Los norteamericanos que visitan México se han convertido en verdaderos expertos en lo relativo en la adquisición y uso de los llamados “huaraches”. Ellos aseguran que entre más burdos y pestosos mejor.

La seguridad crea confianza y de la confianza se aprovechan los bribones, que es justamente lo que acontece en los Estados Unidos de América, en donde el ambiente de seguridad crea confianza en su gente, de la cual se aprovechan los malvivientes. Por eso en ese país, a pesar de lo estricto de las leyes, la perfección policiaca, etc., se realizan tantos y tantos delitos que asombran

al resto del mundo. En México, como no existe ninguna seguridad, no existe tampoco confianza, y no habiendo confianza existe temor, que obliga a todos a cuidarse a sí mismos. En México, todo el mundo toma las máximas precauciones en la calle, en el hogar, en el campo, etc., y gracias a ese cuidado que se toma, podemos vivir relativamente protegidos… ¡Lo malo de aquí es descuidarse!... ¡Entonces si!...

En unas estadísticas angloamericanas leí lo siguiente: de cien niños nacidos hoy, sesenta llegarán a los treinta años; treinta a los sesenta; nueve a los setenta y solamente uno a los noventa.

El barrio neoyorkino conocido con el nombre de Greenwich Village, era antes el preferido de los músicos, poetas, pintores y demás artistas. De ahí la fama de ser una especie de Barrio Latino en la gran urbe latinoamericana. En la actualidad es una zona como cualquier otra; pero eso no obsta para que muchos sigan explotando su antiguo prestigio (¡si prestigio puede llamarse lo que fue!), y hagan aparecer como auténticos sitios de reunión de “artistas”, ciertos restaurantes, cantinas y centros nocturnos, para lo cual alquilan vagos y holgazanes verdaderos para “dar color” al lugar, dedicándoles algunas mesas estratégicamente dispuestas. El procedimiento debe haber dado buenos resultados, pues aquellos sitios abundan.

La conformidad es admirable. El ejemplo que dan las mujeres de raza negra que viven en los E.U.A., es una buena prueba de ello. Estas mujeres, a pesar de todos los inconvenientes de su raza en ese país, no se oponen a seguir proporcionándole más ciudadanos.

Se duda que las norteamericanas de raza negra sean reflexivas e inteligentes, y que a pesar de que no ignoran el ambiente desfavorable en que sus hijos se moverán, insisten en tenerlos.

Parece que el “gentlemanismo” inglés (perdón por el neologismo), está a punto de desaparecer. Para Inglaterra será una pérdida de mucha importancia, pues significaría nada menos que la de su personalidad. Una Inglaterra sin “gentlemen”, sería como unos Estados Unidos de América sin dinero…

Un candidato a la presidencia de Estados Unidos de América, tiene forzosamente que poseer las siguientes características, si es que quiere que se le tome en cuenta: vestir con sencillez, gustar del “baseball”, practicar la pesca, acariciar a los niños en público, procurar que los llamen con el diminutivo de su nombre de pila, sonreír venga o no a cuento, exhibirse al lado de su esposa y mostrarse jovial.

Me da pena decirlo: pero lo cierto es que los mejores estudiantes en las universidades norteamericanas, han sido siempre los extranjeros.

Un cálculo conservador hace ascender a ciento veinte mil personas las que anualmente mueren en los E.U.A., por causa de accidentes. Eso significa que mensualmente mueren diez mil personas… trescientas treinta y tres diarias… catorce por hora…

En los E.U.A., anualmente resultan heridas por accidentes un millón doscientos mil personas, lo que equivale cien mil al mes, tres mil trescientas treinta y tres diarias, ciento treinta y ocho por hora… y cerca de tres por minuto…

Cuando en los E.U.A., se lee esa antipática publicidad que se lleva páginas enteras en los periódicos y revistas, relacionada con la gordura, el mal olor de las axilas o el mal aliento de la boca, no puede uno menos de pensar, que toda la gente de ese país huele mal… y que las gordura está considerada como un grave y penoso mal.

Entre un blanco bribón y un negro inocente, siempre resultará condenado el negro… La justicia en los E.U.A., es “tan curiosa” como en todas partes.

Asombrado me quedé cuando leyendo diversas estadísticas norteamericanas, me entré que en ese país los fumadores gastan más de mil millones de dólares anualmente en su vicio: Dólares 83, 333,333.33 al mes--- Dólares 2,777,777.77 diarios… Dólares 115,749.74 por hora… Dólares 1,929.00 por minuto.

En la ciudad de Nueva York existen aproximadamente doce mil pordioseros, los cuales obtienen ingresos que sobrepasan a la importante suma de diez millones de dólares anualmente.

A los Estados Unidos de América: “Una cosa es ayudar y otra entrometerse”. –Richard Pattee--- (condensado de Columbia).

En general, el norteamericano vive mejor que el mexicano; pero no en lo particular.

Lena Horne, la artista norteamericana de teatro y de cine declaró que solamente dos cosas había ambicionado en su vida: triunfar en su arte, y se tratada como gente, considerando su condición de mujer de raza negra. Que lo primero la había logrado; pero que en cuanto a lo segundo, y por lo que a su vida en los Estados Unidos de América se refiere, no, pues siempre en todos los lugares públicos como hoteles, restaurantes, carros de ferrocarril, etc., etc., era menospreciada y humilladla. (”True Confesion”, abril 1949) ¿Y la decantada democracia norteamericana?

Cosa mil veces probada es que nosotros los latinoamericanos conocemos más de los Estados Unidos de América, que ellos de nuestros países… t que conocemos más de ellos, que ellos de nosotros.

Con el fin de saber con alguna exactitud, si en los E.U.A. la proporción de mujeres bonitas y elegantes, y la de los hombres altos, guapos y bien presentados, guardaba el tanto por ciento que el vulgo se supone, un grupo compuesto de seis personas: tres hombres y tres mujeres, con una amplia preparación cultural y antecedentes de refinamiento y buen gusto, conocedores de todos los ámbitos cosmopolitas del mundo, acordaron situarse durante varios días en diversos lugares muy concurridos de las principales ciudades del país, para estudiar y observar detenidamente el caso. Al efecto, después de considerar cuidadosamente el terreno donde se iba operar, se colocaron estratégicamente, repartiéndose el trabajo de observación, y con rápidos y con varios contadores automáticos en la mano. Dieron comienzo a su labor. Seis veces la repitieron, sumaron, sacaron promedios, y el resultado de sus investigaciones fue el siguiente, que echa por tierra toda esa idea de decantadas ideas sobre la belleza, elegancia y esbeltez de la mujer norteamericana, así como el de la estatura, presentación y guapura de los hombres:

Por cada millar de mugres observadas, solamente dos resultaron bonitas.

Por cada millar de mujeres observadas, solamente dos resultaron elegantes.

Por cada millar de mujeres observadas, solamente una resultó poseer vinito cuerpo.

Por cada millar de mujeres observadas, solamente dos resultaron poseer bonitas piernas; sin llegar a ser perfectas. Para buscar esto último, hubo necesidad de establecer grupos de cinco mil, para así poder establecer un porcentaje. Este porcentaje pudo al fin establecerse, después de que el grupo de los seis se estableció en las puertas y alrededores de las grandes universidades, playas, piscinas, etc. El resultado fue de dos mujeres con las piernas perfectas en cada grupo de cinco mil.

Con respecto a los hombres, los resultados fueron los siguientes:

Por cada millar de hombres observados, solamente siete resultaros altos.

Por cada millar de hombres observados, solamente uno resultó ser bien parecido.

Por cada millar de hombres observados, solamente dos resultaron correctamente vestidos.

En cuanto a las observaciones generales, fueron en el sentido de que en ese pueblo abundan las personas bajas de cuerpo y gordas, que la mayor parte de la belleza que exhiben las mujeres es artificial, que una inmensa mayoría consume artículos corrientes y de bajo precio, que existe una extraordinario uniformidad en lo que usan, que los hombres han perdido por completo el gusto para vestir bien, al grado que resulta difícil encontrar uno elegantemente vestido; que todo el país es un inmenso paraíso para los niños y que estos al crecer no dejan de serlo, de ahí la infantilidad que es notoria en ese país. Que es uno de los pueblos que menos come, ya que en medio día solamente toman un emparedado con un vaso de leche o alguna bebida refrescante… Que practican una democracia rarísima puesto que establecen marcadas diferencias raciales entre ellos mismos: con los negros, los judíos, los indios, etc., todos ellos habitantes y ciudadanos del país, y que como tales deberían gozar de los mismos derecho y prerrogativas que los demás… Que es un pueblo de esclavos, ya que todo él no hace otra cosa que trabajar para los diez mil dueños de los principales negocios y artículos de la república…

En los Estados Unidos de América está aún vacante la gloria para el hombre que ponga fin a la bochornosa situación en que se encuentra la gente de raza negra, ciento por ciento norteamericanos, que vive en ese país. Los norteamericanos demuestran una terrible ignorancia y un desconocimiento absoluto de los principios fundamentales del Hombre, al establecer distinciones en una época como esta, y lo que es peor, hacerla con sus mismos ciudadanos, con la gente que convive, con la que de manera afectiva forma parte de su conglomerado, su economía, su política, etc. ¿Qué pensará el mundo de esta situación, dentro de algunos años? Los Estados Unidos de América han avanzado finalmente en su actuación exterior, haciendo a un lado la vieja política dominante y entrometida, que tan odiosos los hicieron a principio de este siglo, principalmente en las Naciones Latinoamericanas. Este avance firme y constante, ha sido extraño dentro de su propio país, en donde con respecto a las cuestiones raciales siguen pensando lo mismo que hace cien años.

Los angloamericanos no entienden ningún concurso de bellaca o de elección de reina para cualquier evento o de elección de reina para cualquier evento, que no sea sobre la case de fotografiarlas o exhibirlas en simple traje de baño,

Lo más probable es que la llamada “Doctrina Monroe” no sea mala, pero lo que disgusta a los países que están al sur del Rio Bravo o Grande, es que Monroe y los Estados Unidos de América la hayan creado, autonombrándose tutores, sin consentimiento de ellos, como si una cosa de la importancia de ésta pudiera hacerse así, porque sí. La política de los Estados Unidos de América con respecto a los Países del Sur, ha sido siempre equivocada, y para decirlo con franqueza: poco inteligente, con una falta absoluta de conocimiento del medio. Con solamente con un poco de tacto y de sentido común, los Estados Unidos de América podrían conquistar nuestro corazón…

La obsesión del angloamericano es la apariencia personal. Para ellos eso significa todo. De acuerdo con su manera de pensar, todo éxito está basado en eso. Una inmensa mayoría de esa gente, puede traer encima todo lo que posee.

Nada más cierto que los norteamericanos para poder hacer vida social, realizar negocios, hablar de amor a una mujer, etc., necesitan forzosamente beber aguardiente. La timidez norteamericana raya en lo increíble. Los únicos momentos en que se humanizan es cuando beben. Su timidez es innata y posiblemente tenga su origen en el puritanismo de los primeros pobladores de la América del Norte.

El norteamericano no concibe ni dl más insignificante acto social si no es bebiendo. Es imposible pensar en un acto social realizado por dos de ellos que no medie la bebida.

Los norteamericanos son tan ingenuos, por no decir otra cosa, que para ellos, los Estados Unidos de Norteamérica, es América. La cosa llega a tal grado, que por ejemplo, anualmente eligen a una “señorita” para que por su belleza represente a su país, y en lugar de designarla con el nombre que le corresponde,, que sería “Miss United States of America”, la designan como “Miss America”… como si los demás países de América no contaran para nada.

Raro es el norteamericano que sabe establecer la división geográfica de América. Para ellos, Norteamérica es su país. En esto se olvidan de Canadá y México, dos enormes y pujantes países. Jamás saben que los mexicanos somos tan norteamericanos como ellos…

¡Las cosas que podría yo contar de los norteamericanos!... Algún día lo haré.