lunes, 16 de junio de 2008

CRITIQUILLAS VII

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952


Un individuo le dijo a otro: -- “¿A que no sabes cuál es la principal ocupación de los expresidentes de la República?”... -- “¡Hombre, no!... contestó el otro. -- “¿Pues la de servir de testigos de cuanto matrimonio, de “medio pelo” para arriba, se efectúa!...

Los matrimonios en los cuales no figuran como testigos los expresidentes de la República, se consideran desairados… ¡desairadísimos!...

Un conocido mío, me decía: -- “A veces construyo casas, y una ocasión me sucedió lo siguiente: el día primero de mayo, cayó en viernes. Por se “Día del Trabajo”, nadie trabajó; el sábado, día dos, nadie fue a trabajar, porque amanecieron “crudos”; el domingo, día tres… ¡ni qué decirlo!; el lunes, día cuatro… hicieron San Lunes… el martes, día cinco, día de fiesta nacional; el miércoles, día seis… ¡ni la sombra de nadie! –habían amanecido nuevamente “crudos”--; el jueves, día siete, se presentaron; pero nadie quiso trabajar alegando que no valía la pena, estando la semana por terminar… y en esta forma se la pasaron hasta el martes de la otra semana; pues volvieron a repetir el San Lunes… ¡Los angelitos dejaron de trabajar nada menos que once días!... ¡y esto porque el día tres, día de la Santa Cruz y de hecho día del albañil, cayó en domingo… y porque el día de la madre, el diez de mayo cayó también en domingo… ¡De lo contrario quien sabe hasta cuándo hubieran vuelto al trabajo!... Y así como esto, existen infinidad de lacras y vicios que entorpecen el progreso y la salud del país… ¡Fíjense en estas cosas, los gobernantes!... ¡De estas cosas, dependen… las otras!... ¡Ya no más días festivos! ¡Ya no más conmemoraciones!... ¡Ya no más aniversarios, centenarios, homenajes!... ¡A trabajar!...
En algunas partes de Europa se encontraron dos viejos amigos que hacía mucho tiempo no se veían… -- “¿De dónde vienes?” –le preguntó uno al otro. – “De México” –le respondió, un país maravilloso en donde es facilísimo ganar dinero a montones, sobre todo a los extranjeros… “En ese caso, todos los mexicanos serán muy ricos, ¿no?” –indicó el primero--. – “¡Pues verás!” –manifestó el otro--: “Las minas son manejadas por los ingleses; los transportes aéreos, por los norteamericanos; los grandes almacenes comerciales, por los franceses; las cantinas, hoteluchos, cabaretuchos, tiendas de comestibles y carnicerías, por los españoles; la bonetería y similares, por los polacos; todos los sistemas de ventas en abonos, por los libaneses; las ferreterías y droguerías, por los alemanes; los tejidos y altas finanzas, por los israelitas; material sobrante y metales usados, por los rusos, lituanos y gente de ese rumbo; el lavado de ropa y cierta clase de restaurantes, por los chinos; todo lo relativo a la floricultura, por los japoneses”… -- “¡Bueno!, ¡bueno!... ¡un momento!”... –dijo el otro--, -- “pero entonces; ¿qué diablos hacen los mexicanos?” – “¡Hombre, muy sencillo!... gritar: ¡Viva México!, cada vez que hay oportunidad… ¡y éstas no faltan!”…
¡Dios lo libre a uno de meterse a construir una casa en la ciudad de México! ¡Esas sí son complicaciones y molestias sin fin…! Comparado con eso, todo lo demás vale un comino. (Con la cuestión sindical ya es bastante.)


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