Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952
En el gran diario de México: “EL Universal”, de fecha 28 de junio de 1949, leí lo siguiente: “Un simbólico acto se efectuó en la columna de la independencia para conmemorar el XVII aniversario de la proclamación de la independencia económica de México…” ¿A qué independencia económica se habrán referido los señores de la conmemoración de que se trata?... ¡Misterio!... Lo cierto es que el pueblo vive en una espantosa miseria y que todo nos hace falta…
¿Para que querrá México una aviación militar?... ¿Para pelear contra esos colosos de la guerra que se llaman Estados Unidos de América o Rusia? ¡Contra esos!... ¡ni soñarlo!... En un santiamén la harían polvo… ¿Será para pelear contra la pequeña Guatemala?, ¡tampoco!... México no hace eso… ¿Entonces, contra quien?...
Año: 1952
En el gran diario de México: “EL Universal”, de fecha 28 de junio de 1949, leí lo siguiente: “Un simbólico acto se efectuó en la columna de la independencia para conmemorar el XVII aniversario de la proclamación de la independencia económica de México…” ¿A qué independencia económica se habrán referido los señores de la conmemoración de que se trata?... ¡Misterio!... Lo cierto es que el pueblo vive en una espantosa miseria y que todo nos hace falta…
¿Para que querrá México una aviación militar?... ¿Para pelear contra esos colosos de la guerra que se llaman Estados Unidos de América o Rusia? ¡Contra esos!... ¡ni soñarlo!... En un santiamén la harían polvo… ¿Será para pelear contra la pequeña Guatemala?, ¡tampoco!... México no hace eso… ¿Entonces, contra quien?...
En los países cristianos, la Semana Santa se ha convertido en una semana de placer… ¡México en ese sentido puede poner la muestra!...
Siempre que el gobierno se presta para iniciar y realizar campañas para fines benéficos, resulta un fracaso. Para recaudar, pongamos por ejemplo, cien mil pesos, se gasta quinientos mil en publicidad, banquetes, adornos en las calles, alumbrado, etc. Ejemplo: las llamadas Fiestas de la Primavera.
Hasta ahora, todo lo que se ha hecho para atraer al turismo extranjero hacia México, es invitando a pequeños grupos de actores yo actrices de Hollywood, de tercera o cuarta categoría, encantados del agasajo gratuito… para fotografiarlos a su llegada, ofrecerles una comilona de mal gusto en Xochimilco y declararlos huéspedes de honor de la ciudad, imponiéndoles una medalla y obsequiándolos con un vistoso pergamino… ¡y un señor DISCURZASO!... (Por suerte todo esto ha cambiado últimamente).
Las carreteras de la República mexicana semejan inmensos panteones. La fúnebre costumbre de erigir monumentos mortuorios cada vez que alguien se mata en ellas –setenta personas diariamente--, las están convirtiendo en algo horroroso, que le para a uno los pelos de punta… ¿El Gobierno no sabe ni se entera de nada de eso? El es sumamente estricto en lo relativo a no permitir anuncios, algunos bastante necesarios, a los lados de ellas, existiendo sobre el particular toda una minuciosa legislación, que entre muchas otras cosas, habla de lo que las afea, de que impiden admirar las perspectivas, de que impiden admirar las perspectivas, de que quitan espiritualidad al panorama, etc.; pero en cambio nada menciona sobre los horribles monumentos sepulcrales, cruces y lápidas que bordean los caminos… Los que más se admiran a sobrecogen ante los fúnebres recuerdos de marras, son extranjeros que nos visitan, atraídos por “las maravillosas perspectivas de nuestras carreteras” según reza la propaganda turística… Señores del Gobierno: los monumentos sepulcrales, las lápida mortuorias y las cruces, están bien en los cementerios… ¿No lo creen ustedes así?...
Platicando con un mendigo, me decía que la ciudad de México era un paraíso para los de su oficio, pues no obstante ser la ciudad que proporcionalmente tiene más mendigos, todos obtenían lo suficiente para vivir con regalo y holgura… Y más adelante, agregaba: ¡Bendita ciudad de tontos!... En la ciudad de México viven aproximadamente veinte mil personas de pedir limosna en las calles. Considerando que cada una de ellas obtenga un promedio de cinco pesos diarios –que es poquísimo--, resultará que obtienen cien mil pesos diarios… tres millones al mes… y treinta y seis millones de pesos al año… ¡Bien valdría la pena de que el Gobierno se preocupara por este interesante problema, buscando la forma de encausar esa fantástica suma en positivas obras de servicio social!...
Día llegará que los ríos Nazas, Lerma, etc., no lleven agua… Eso irremediablemente sucederá si se sigue permitiendo la deforestación de las cuencas hidrográficas de esos ríos…
Como en toda nuestra república es muy difícil beber agua potable, las industrias embotelladoras de refrescos hacen “su agosto”. Cierto tipo de funcionario público, en su periodo, se da el gusto de inaugurar unas cien embotelladoras… ¡si no es que algo más!... (Difícilmente puede uno ver en el cine un noticiario mexicano, en el que no aparezca la inauguración de una embotelladora de refrescos).
Lograr una conferencia telefónica de larga distancia, es una verdadera tragedia, que resulta incomprensible en estos tiempos. Verá usted: Vamos a suponer que nos encontramos en un lugar de provincia, y que deseamos hacer una llamada de este tipo… Desde luego tendremos que ubicar la oficina telefónica respectiva, lo cual lleva su tiempo. Saludaremos al entrar, con la seguridad de que no oiremos sino nuestro propio eco. Nos acordaremos por ahí en donde DIOS nos de a entender… y esperaremos pacientemente que la señorita encargada nos atienda, cosa difícil, porque generalmente está muy atareada un su labor…Al fin podremos proporcionarle los datos, y mirando a nuestro alrededor buscaremos un lugar donde sentarnos ¡y pasar la velada!... El tiempo transcurrirá lentamente… llegamos a las diez de la mañana y ya son las cuatro de la tarde… En todo ese tiempo nos habremos hecho expertos en el sistema telefónico… bostezaremos, dormiremos, soñaremos, estiraremos, encogeremos, fumaremos, mascaremos chicle--- ¡y un sin fin de “emos”…! Para las seis de la tarde habremos ya contado cien veces los mosaicos del piso, las vigas del techo, las duelas de las puertas, los olanes de la falda de la operadora… ¡qué se yo!...; pero de la conferencia ¡nada!... ¡ni esperanza!... Cansados y aburridos nos atrevemos a preguntar: ¿alguna novedad señorita?... Es una pregunta tonta, porque ya se sabe lo que va a contestar… Estas contestaciones son siempre las mismas y del tenor siguiente:
1°. “El aparato con el cual desea usted comunicarse está descompuesto y están tratando de arreglarlo”.
2°. “No contesta”.
3°. “Está ocupado”.
4°. “La línea está ocupada”.
5°. “No le ha tocado aún su turno”
6°. “La línea está interrumpida”.
7°. “No se ha podido obtener línea”.
8°. “En el número que usted pidió dicen no conocer a la persona con quien desea usted hablar”.
¡Y ni modo! ¡Hay que esperar!... ¡y sigue uno esperando!... Por fin, a las ocho de la noche le avisarán a uno que la conferencia está lista… Se abalanzará sobre la caseta con peligro de romperse la crisma, se pegará con la puerta, la bocina caerá de las manos… y se encontrará con que el número “está equivocado”… Regresará a su asiento, descorazonado, triste, abatido y con ganas de pegarse un tiro… ¡y a esperar! A eso de las doce de la noche se sentirá uno bruscamente despertado, sin saber por qué y de qué se trata… le tendrán que gritar y repetir muchas veces que “la conferencia ya está lista”… ¿Qué conferencia? –preguntará uno asombrado--, ¡Pues la que pidió usted!... ¡Ah! ¡si, si! ¡Ya me acuerdo!... ¡perdón!... y a correr de nuevo a la caseta… y ahí comienza lo mejor… los gritos… ¿me oyeees?... ¡yo no oigo nada!... ¿pero qué diablos dices? ¡Hombre!... ¡habla fuerte!... ¿Qué se murió quien? ¿No?... ¿Pues qué dices?... y total que todo se va en gritos y sombrerazos, Ni uno oye lo que dice el otro… no el otro lo que dice uno… Aburrido colgará la bocina… y preguntará cuánto se debe… y pagará por haber perdido todo el día, quedarse sin comer, sin cenar… ¡y sin haber logrado nada!... Afortunadamente para cobrar el importe de lo que ignoro y nunca he podido averiguar por qué se llama conferencia… no se tardan mucho… ¡y que tarifita, señor!...
El pulque, el tequila, el puñal, las peleas de gallos, el rebozo, el vestido de china poblana, el sombrero tejano, la zamarra (chamarra), las corridas de toros, el traje de charro, el típico y desvencijado camión, las tripitas, el san lunes, el lépero… ¡He ahí nuestras cosas que tienen sabor de tragedia!... ¡suprimámoslas para que México ascienda y se coloque en el lugar que siempre hemos ansiado!
- El pulque, embrutece y Aniquila a millones de seres de nuestra bajo pueblo.
- El tequila, exacerba y hace arder las entrañas. Empuja al crimen.
- La pistola, asesina y espanta, y da la nota de nuestro atraso. (La pistola suprime diariamente a cuarenta personas en nuestro país).
- El puñal, riega diariamente la sangre de centenares de seres.
- Las peleas de gallos, encienden las bajas pasiones.
- El rebozo, “apelada” y hace vulgar a la mujer. Una enrebozada solamente hace buena pareja con un encobijado”, de ésos que, por fortuna, casi han desaparecido.
- El vestido de china poblana, huele a farsa y no pasa de ser un vil remedo de algo que siempre fue mal visto.
- El sombrero tejano, infunde pavor y nos recuerda nuestros peores días: voladuras de trenes, saqueos, incendios, asesinatos en masa, secuestros, latrocinios de toda índole…
- La zamarra, (chamarra), que es raro no deje entrever la pistola. Esta prenda se ha hecho antipática y odiosa por ser cosa inseparable de pistoleros y toda esa calaña de bribones.
- Las corridas de toros…, la negación de todo vestigio de cultura y de nobles sentimientos… ¡El circo romano de ahora!...
- El traje de charro, con su variedad y sabor de comedia… (Para los auténticos campesinos quizá esté bien; pero ellos jamás lo usan… En realidad, no sirve para otra cosa que para presumir… tocar la guitarra en la radio, amenizar tertulias de borrachos en cantinuchas y prostíbulos y bailar jarabes tapatíos falsificados ante escépticos turistas…)
- El típico y desvencijado camión, con su mugres, sus olores, el cafrerismo choferil, y su reguero diario de sangre y desventuras…
- Las tripitas…, ¡fritangas de perro, y de qué se yo!...
- El san lunes… representando al pulque, al tequila, a los vicios, a la responsabilidad y la miseria.
- El lépero, el tipo que hace imposible la decencia en las calles…
¡FUERA CON TODAS ESAS COSAS!... ¡México es digno de mejor suerte!... ¡Esas taras le impiden elevarse!... ¡veamos hacía adelante!
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