Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952
Si todos cediéramos lo que nos sobra, nadie padecería miseria ni necesidad.
Pocos son los caritativos; pero muchos los que presumen serlo.
La caridad es difícil, porque la miseria se esconde.
Saber hacer la caridad es un difícil arte, que pocos llegan a dominar.
Cuando la Vida nos concede alguna cosa buena, paguémoslo realizando obras de servicio.
El hombre realmente caritativo siente pena de se conozca lo que hace. Por eso obra siempre calladamente.
Paguemos los bienes que la Vida nos concede con igual moneda. Nada de sacrificios inútiles: peregrinaciones pie, de rodillas, etc. Si recibimos un bien hagamos otro.
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