sábado, 16 de febrero de 2008

DE LA AMENAZA Y EL AMAGO

Por: José Tamborrel Suárez

Año: 1952



La amenaza solamente debe emplearse como medida defensiva y cuando se tiene la razón. Amenaza, es palabra dicha o escrita, con la cual se anuncia a alguno, que se le va a causar a él o a su familia, algún daño en su persona, honor o biems. La amenaza está considerada en todos los códigos del mundo, como un delito contra la seguridad individual, penado según la gravedad de ella. Para que la ley pueda castigarla, es menester que sea formal, y pueda comprobarse. Existen dos tipos de amenaza: simple y conminatoria. Simple, es la que una persona hace a la otra por haberla ofendido, y de quien quiere vengarse. Conminatoria, es la que se hace imponiendo una condición, que el amenazado a de cumplir para evitarla. Un viejo refrán español, dice:--“Más son los amenazados, que los acuchillados”; con lo que se quiere decir que en esto de la amenaza, es más lo que se dice, que lo que se hace.

Cuando se amaga, lo único que se logra es dar tiempo al enemigo para que prepare su defensa. Además, como dice el dicho popular:-- "Perro que ladra no muerde"

Muchas cosas pueden constituir una amenaza; pero no un peligro.

DE LA AMBIGÜEDAD

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952




Ambiguo es lo contrario a lo claro y a lo preciso, y no es lo claro y lo preciso lo que se presta al juego de los chanchulleros y tramposos. Por eso, todo aquel que se precie de ser decente, debe ser claro y definido en todos sus actos. Se debe desconfiar de una carta redactada en términos ambiguos, de los que hablan de esa forma, de los negocios que presenten esa característica…

Hablando sobre el tema de lo ambiguo puede uno referirse al caso de ciertas leyes en las que hay más mala fe que ignorancia, aún cuando la regla es que ambas concurran. Una ley que no es precisa, se presta a diversas interpretaciones, que no es otra cosa que el famoso “estira y encoge” tan conocido como impopular, y que con el que tantas injusticias se cometen. “Dejar la puerta abierta” dicen en su léxico los señores legisladores… Y todos sabemos lo que esa “puerta abierta” quiere decir.

Todo lo ambiguo encaja perfectamente en los hombres perversos y de mala fe.

DE LA AMBICION

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952



Si atenuará ramos nuestros deseos, sin duda seríamos mucho más dichosos. A la mayor parte de las cosas les concedemos una importancia que están muy lejos de tener. El hombre pierde su tranquilidad por no querer frenar su ambición.

Pretender con ansia, es ambición. La ambición es un apetito desordenado por adquirir fama, influencia, honores, dinero, poder… La ambición no es buena ni mala, depende de lo que se desee. La característica más sobresaliente del ambicioso es que siempre se imagina que su felicidad depende de algo que no posee. Ya un pensador dijo. —“Contentarse con poco es difícil, contentarse con mucho imposible”.

Aspirar a más de lo que lógicamente nos está permitido es una ilusión que solamente cabe en los espíritus fuertes.

“Cuenta lo que posees y no lo que te haga falta…”, decía Amado Nervo. Esta frase tan sabia debería estar esculpida en todas partes, para la salud espiritual de la humanidad, siempre insatisfecha.

Es muy raro que esas dos compañeras inseparables que son la codicia y la ambición, no se reflejen en el rostro.

La ambición siempre trae consigo su propio castigo: el de desear más y más, ¡y no acabar nunca!

El deseo constante de poseer más y más, por medio de una ambición sin freno, se comprende en gente que es producto de generaciones miserables y hambrientas, ¡de parias infelices! Por eso hay que verlos con espíritu comprensivo… con lástima.

DE LA AMABILIDAD

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952



BRADDON juzga que la amabilidad es la virtud redentora de los tontos; CICERÓN opina que la amabilidad debe verse como una cualidad propia de la mujer… Se ignora por qué opinan así hombres tan ilustres. Lo cierto es que debemos ser amables con todos.

La Amabilidad es cultura…

Si nos gusta que nos traten con amabilidad, justo es que seamos amables.

Con amabilidad y buenas maneras todo se predispone a favor de uno. Seamos amables y disfrutamos de sus resultados.

sábado, 2 de febrero de 2008

DEL ALTRUISMO

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952

EL dinero nunca debe darse sin previa y juiciosa reflexión, porque se corre el riesgo de hacer un daño, en lugar de hacer un bien.

ACERCA del altruismo, AMADO NERVO, siempre certero en sus juicios y observaciones, señaló: --“Hay algo espantoso en los crepúsculos de las vidas baldías, y es comprender ta tarde, la voluptuosidad de hacer felices a los demás”…

Si ganas dinero para darte el gusto de regalarlo, ¡magnífico!

AL altruismo de los hombres se debe la mayor parte de lo que constituye el bienestar y alivio de las clases necesitadas. El altruismo se desarrolla principalmente en los pueblos más adelantados y cultos, en donde lo intenso de la lucha por la vida, obliga a todos a considerar la necesidad de ver por los demás. Es lastima que la mayor parte de los ricos sean tan egoístas, avaros, y sobre todo tontos, y que por ello se priven de todas esas grandes satisfacciones que produce realizar el bien. Si con el dinero no se pueden obtener esas satisfacciones, que son sin duda lo mejor que la vida puede darnos, entonces, decidida y resueltamente no vale la pena ser rico. Si esos gustos no pueden comprarse, el dinero no tiene valos.

DE LA ALEVOSÍA

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952

ALEVOSÍA es la maquinación cautelosa contra la vida y el honor de alguien. Es la ejecución de un delito contra las personas, aprovechando circunstancias que aseguran la persona del delincuente del daño que pudiera producirle el agredido al tratar de defenderse. No hay que confundir la alevosía con la traición. Traición es el delito que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar a tener. La alevosía solamente debe entenderse en caso de delito contra personas, pues respecto a lo demás siempre existe. Por otra parte, no es alevosía sino abuso de superioridad, cuando el delito se comete en contra de un inválido, una mujer o un niño, que por su estado, condición o edad no pueden defenderse. La alevosía siempre ha sido la mejor arma del cobarde.

DE LA ALEGRÍA

Por: José tamborrel Suárez

Año: 1952


VIVAMOS contentos, con el alma despierta a las maravillas que nos rodean, y a las cuales no concedemos importancia alguna.

LA alegría sienta bien a todos. Tan hermosa es en un niño, como en un anciano. No hay nada que adorne más a la gente.

EL valor de la alegría es incalculable, si se considera el precio de la dicha… Tan escurridiza y difícil de obtener.

LA alegría del corazón general alegría al cuerpo.

UNA consecuencia del buen estado de ánimo es la alegría. La alegría es un movimiento de ánimo grato y vivo, ya por algún motivo halagüeño o muchas veces sin causa determinada. La verdadera alegría solamente la disfruta la gente sana de cuerpo y espíritu. La gente perversa jamás siente alegría, lo más que suele llegar a sentir son satisfacciones pueriles de corta duración. La alegría es la dicha, es el gusto de vivir…

HAY que sentir y dar alegría arrojando de cuando en cuando una moneda en el camino, para que otro la vea y la recoja. Hallarse una moneda siempre produce una gran impresión. ¡En realidad cuesta muy poco proporcionar esa alegría a los demás!... ¡hay que gozar, tirando una moneda y viéndola recoger!

LOS que silban lo hacen por dos motivos completamente diferentes: por alegría o por timidez.

SI existe algo que de veras de muy adentro de nosotros, es la alegría.