Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952
Las cosas de los hombres se desenredan por si solas… y cada quien se lleva ¡su merecido!... ¿Para qué, pues, la denuncia o el anónimo?
Se puede saber si se es hombre de principios cuando al recibir un anónimo se acepta o se rechaza… ¡Se lee o se destruye!...
El anónimo siempre es portador de un daño, aun cuando pueda parecer que trae visos de favor o de servicio.
Año: 1952
Las cosas de los hombres se desenredan por si solas… y cada quien se lleva ¡su merecido!... ¿Para qué, pues, la denuncia o el anónimo?
Se puede saber si se es hombre de principios cuando al recibir un anónimo se acepta o se rechaza… ¡Se lee o se destruye!...
El anónimo siempre es portador de un daño, aun cuando pueda parecer que trae visos de favor o de servicio.
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