Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952
El arte en sí solamente puede dividirse en dos grupos: el bueno y el malo.
Los artistas son enteramente iguales a los demás hombres, excepto en la facultad que poseen, que es natural. Ellos lo saben; pero no pueden explicar cómo y por qué.
Insensiblemente se ha venido creando un nuevo arte, tan importante y útil como los demás. Me refiero al de la luz. Después de la última Exposición Universal celebrada en Paris, en la cual se admiraron sorprendentes y maravillosos efectos producidos por la luz, resultado de la técnica francesa, quedó definitivamente aceptado este nuevo y luminoso arte.
En realidad debería decirse artes bellas y no bellas artes. Se da este nombre al producto del ingenio y habilidad humana, que tiene por objeto excitar en el espíritu diversas emisiones, especialmente el sentimiento de admiración por lo bello. Concretamente, las bellas artes representan; "el ideal realizado y lo real idealizado", dividiéndose en dos grupos o categorías: la primera, que comprende las artes del dibujo, dentro de la cual está la arquitectura, la escultura y la pintura; la segunda, que corresponde a las artes del sonido, que son la música y la poesía. Las del primer grupo se contraen a la visión; y las del segundo, al oído, pero ambas dirigiéndose a la imaginación.
El gusto al arte es un aspecto o mejor dicho, el mejor aspecto del buen gusto. E medida que el espíritu se eleva con el saber, se crea y se desarrolla el gusto por lo bello. Mucho se puede esperar de un espíritu capaz de vibrar por la emoción estética al contemplar una buena obra de arte. Cuando en la vieja Europa se visitan los santuarios de arte y se admiran sus tesoros, se experimenta una extraña y dulce y extraña sensación, como si no se fuera más que espíritu y se careciera de cuerpo. Y, así por esos días, se vive una vida inmaterial, ¡deliciosamente inmaterial!, que no se querría acabarse nunca…
Cuando se va de paseo al campo, hay que prepararse, dándole al espíritu un poco de sed de emociones. Preparado en esa forma, se puede tener la seguridad de que se va a disfrutar ampliamente de todo: el paisaje, la perspectiva, el colorido, el aroma, los diversos tonos de verde, el murmullo del agua, la quietud, la serenidad de los árboles, el cielo…
Jamás se extinguirá en el espíritu artístico del hombre, el fervor y la admiración por la desnudez de la mujer.
Un pintor puede hacer una copia perfecta, quizá mejor que el original y, sin embargo, no concedérsele crédito alguno. El mérito, como puede verse en este caso, tiene sus particularidades.
De todas las danzas, la española es sin duda la más noble y la más bella. En ella hay deleite para el espíritu y para los sentidos. En ella hay gracia, precisión, poesía, embrujo, exquisitez, destreza, fervor, sencillez, ritmo, arte… Música ajustada a la gracia… ¡Bendición de Dios son tales danzas!
Todo arte exige disciplina.
Juvenal, decía, que era muy rara la unión de la belleza y la virtud. En términos generales puede decirse que es cierto; pero hay que aclarar que la belleza no tiene la culpa, sino el medio en que se desarrolla.
El sutil Voltaire decía: ---"Lo bello que solamente hiere a los sentidos es incierto y variable; pero lo bello que hiere al corazón, nunca lo es. En tanto que la belleza física es temporal, la de los sentimientos suele ser más larga que la vida misma"
El arte es el lujo del hombre.
¡Claramente se ha visto en los últimos tiempos, que lo que vale no es el mérito de un cuadro, sino la fama del pintor! ¡El arte es lo de menos!...
Los artistas son instrumentos de la naturaleza.
¿Qué hubiera sido del arte, de no haber existido en el mundo el espíritu latino?...
Si te gusta el arte puedes estar seguro que tienes espíritu…
Brunetière, decía: ---"Los grandes artistas conocen cuando tienen mérito; pero jamás saben en que consiste perfectamente".
La bellaca sólo puede crearse lentamente. No existe nada realmente bello que haya podido crearse en poco tiempo.
¡Dichosos los tiempos en que el concepto de la belleza femenina no había llegado a los extremos de ahora!... Tiempos felices en que las mujeres podían sentarse a comer tranquilamente cuando les diera la gana, sin temor a perder la escurridiza línea… Tiempo en que la belleza no se podía concebir sino en la mujer robusta, amplia de carnes… ¡Qué pensarían Rembrandt, Rubens y otros pintores por el estilo, de nuestras belleza femeninas actuales!...
Hay que vivir atentos a los peligros que encierra la belleza física, sea de la mujer o del hombre. Se debe buscar, como decía Nervo la fisonomía interior, la escondida.
Todo lo que nos causa admiración y todo lo bello que existe, jamás se hizo aprisa…
Han existido muchos pueblos sin religión; pero ninguno que haya carecido del gusto por el arte, aunque este haya sido en forma completamente rudimentaria.
La ciencia y el arte se hermanan en todas sus formas, ya que toda ciencia supone un arte y toda arte implica una ciencia.
Desde que el mundo es mundo, la gente jamás ha tenido particular interés por las cosas bellas. De ahí que la belleza siga siendo cosa extraordinaria y alimento de unos cuantos.
Si los objetos de arte son relativamente baratos, es porque solamente tienen demanda por parte de una selecta minoría: la gente de buen gusto.
Arte es el conjunto de reglas y principios para hacer con habilidad y perfección cualquier cosa que se emprenda. Determinar el concepto exacto y verdadero del arte es cosa bien difícil, que todavía no se ha logrado, y que sin duda no se lograra jamás. Mucho se ha escrito, pensado y dicho sobre el particular, sin haberse llegado nunca a una definición precisa. La naturaleza y el aire son dos de las cosas más extensas que la inteligencia humana concibe. Todos los fenómenos del Universo los referimos a la Naturaleza y al Arte.
Alrededor de la palabra belleza, aparentemente tan sencilla, se han escrito infinidad de libros, se han dado muchas definiciones y se han hecho profundos análisis, sin llegar jamás ha encontrar la definición exacta del término. Se trata de una palabra que expresa una idea de singular importancia en la vida. De esa importancia, ha nacido desde los más antiguos tiempos, el deseo de definir y explicar su esencia, sin que, como ya se dijo antes, se haya podido lograr. Superficialmente es clara, y seguramente no habrá quien diga que ignora lo que es; pero si se medita un poco, y se analiza el concepto, surge inmediatamente la incertidumbre, terminando por considerar que su definición es punto menos que imposible. ---"La belleza no es calidad de las cosas, está en el espíritu que las contempla", decía Hume… Lo que para uno es feo, es bonito para el otro; como lo que para uno es dulce, para otro puede ser margo. Constantemente ocurre que donde uno ve una deformidad, otro ve una belleza. Cada cual debe limitarse a gozar de lo le guste, sin empeñarse en someter su gusto a los demás. Si el concepto de la belleza fura claro, nadie lo discutiría, pues lo bello sería bello y lo feo, feo…
Los trastornos psíquicos o las penas morales son capaces de destruir la belleza más sólida.
Desde cierto punto de vista, arte y espíritu son la misma cosa.
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