sábado, 25 de abril de 2009

CRITIQUILLAS XXV

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952


El Gobierno Federal no ignora, por lo menos es de creerse, por la población del Distrito Federal consume diariamente un bosque, bajo la triste forma de carbón y de leña. ¿Qué medidas han tomado para evitarlo? ¡Lo más probable es que ninguna!

¿Ha bajado el precio del gas combustible? (No, al contrario, lo ha subido).

¿Ha bajado el precio de la tractolina y demás combustibles por el estilo? (No, siempre los ha aumentado).

¿Ha reducido las tarifas de la energía eléctrica para favorecer el uso de cocinas eléctricas? (No, al contrario, año con año las eleva más).

¿Ha ordenado bajo severas y efectivas penas la desaparición de los braceros de carbón, exigiendo una inspección de casa por casa? (No, jamás se ha ocupado de eso, aún cuando existe una ley en ese sentido, que como todas nadie les hace caso).

¿Ha dedicado alguna suma en el Presupuesto para adquirir y vender estufas de las que usan combustibles derivados de la destilación del petróleo, a bajo precio, para que el pueblo en general pueda adquirirlas y así deje de consumir carbón y leña (No, no lo ha hecho, ni creo que lo haya pensado).

¿Ha invitado a los hombres de negocios a fabricar estufas baratas, concediéndoles ciertos subsidios para ello? (No, ni siquiera se la he ocurrido).

¿Ha prohibido la explotación de toda clase de maderas, evitando en esa forma la brutal y desoladora explotación de nuestros ya mermados bosques? (No, ¡que va! Lo que ha hecho es facilitarla por todos los medios).

¿Ha ofrecido subsidios a los importadores de madera? (¡Ni soñarlo!).

¿Ha bajado los derechos de importación de las estufas eléctricas, de gas y demás combustibles derivados del petróleo? (No, no lo ha hecho; pero en cambio les ha fijado derechos tan elevados, que solamente pueden importarse para ser vendidas a personas adineradas).

No, nuestros Gobiernos jamás se han ocupado de estos problemas vitales. Nunca se han dado cuenta de eso ¡ni de nada!

Han vivido en un dulce sueño. Sus hombres a disfrutar de su posición, se sus increíbles ingresos, de su seguridad, de sus facilidades y en una palabra: de ¡absolutamente todo…!

Siempre se está diciendo que todo el pueblo de México es muy católico; pero lo cierto es que:
En el año de 1852, es decir hace cien años, México tenía 7, 661,919 habitantes. Ahora tiene alrededor de 30, 000,000 (TREINTA MILLONES). Esto significa que ahora tiene CUATRO VECES MÁS. Sin embargo, en estos cien últimos años, apenas si se ha construido una que otra iglesia por ahí. ¿No es eso muy significativo?

Las Iglesias que existen solamente se ven visitadas los domingos por la mañana. El resto de los días se encuentran totalmente vacías… ¿Se practica el catolicismo?

Contamos con once millones de indios aproximadamente. ¿Realmente se puede decir que nuestros indios sean católicos? Hay que considerar todas las prácticas y extraños cultos que tienen, sus costumbres, ritos, etc.….

A pesar del disimulo del Gobierno, los convenios y seminarios no prosperan. Viven una vida raquítica y sin ninguna significación.

La Semana Santa en México, es la semana del placer, de viajes, vacaciones y de toda clase de agradables pasatiempos. ¿Es cierto o no?

Los hombres liberales abundan por todas partes. Casi todos ellos ocupan posiciones “clave” en todas las principales actividades de la República. Existen además los izquierdistas que son muy numerosos…

Y naturalmente, los comunistas.

Pero si todavía lo anterior no fuera bastante, existen millones de personas, que son católicas de nombre solamente, que ni siquiera saben una oración o persignarse, y que viven totalmente indiferentes a todo eso.

Agreguemos lo que pertenecen a otras religiones: protestantes, baptistas, evangelistas, israelitas, etc., etc., que de ninguna manera son insignificantes en número.

No, en México lo del catolicismo es muy relativo.—Si el pueblo de México fuera católico ciento por ciento como tanto se dice por ahí, dominaría en el Gobierno, y esto no sucede desde hace desde hace cien años, hubiera obtenido la derogación del Artículo III Constitucional, etc., etc. …

Es muy común, como muchos comerciantes acostumbran poner en la parte de afuera de sus casas comerciales, sendos letreros con esta frase: “CASA MEXICANA”. En verdad no es fácil comprender cuál puede ser el punto de vista de los citados comerciantes al anunciarse así, si se considera que en ninguna parte se usa tal cosa. ¿Podríamos imaginarnos una casa comercial establecida en España, Francia o Guatemala, que se anunciara: “CASA ESPAÑOLA”, “CASA FRANCESA”, O “CASA GUATEMALTECA”? ¿Verdad que no?...






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