Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952
La abnegación es, de todas las virtudes, la más dulce y la más humana.
EN toda abnegación hay sacrificio y en todo sacrificio recompensa.
La abnegación está siempre saturada de espíritu.
Suframos con los que sufren y gocemos con los que gozan.
En toda abnegación está Dios.
¡Cómo imaginarse que Dios no está con los abnegados y con los que sufren…!
Debemos estar siempre disgustos a darnos… Que los que nos necesiten siempre nos encuentren… (Dios es dación constante…)
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