Por: José Tamborrel Suarez
Año: 1952
La virtud estimada es rara.
Donde quiera que se encuentre la virtud, siempre es resplandeciente y hermosa.
Todos quieren ser virtuosos; pero nada hacen para lograrlo.
Los malvados, los viciosos y los otros por el estilo, siempre tratan de encubrirse con el manto de la virtud. Por eso siempre es bueno no levantar discretamente un de sus puntas y ver qué hay adentro.
Todos quieren que lo demás sean virtuosos, para así poder vivir tranquilamente... Quieren la virtud para otros; pero no para sí. Pretenden honradez, cuando ellos no son honrados; justicia, cuando son injustos; amistad, cuando no la sienten; amor, cuando no lo dan; fidelidad, si son desleales; valentía, si cobardes...
La virtud es la síntesis de lo mejor , es la suprema aspiración espiritual. Nada hay ni puede estar ella y, sin embargo, todo se confabula y se predispone contra ella.
La gente, en su inmensa mayoría, jamás ha pretendido ser virtuosa: se ha conformado con intentar parecerlo.
¡De serlo, a parecer serlo, hay la distancia de la verdad a la mentira!...
El camino de la virtud suele ser a veces muy duro; pero vale la pena recorrerlo, siendo que al final está la dicha, acompañada de sus hermanas: Tranquilidad y Serenidad.
Sin buenos hábitos y costumbres no es posible la vida placentera.
Las batallas que se libran dentro de sí mismo, son las batallas propias... Y las mejores victorias que se obtienen, son aquellas en las que se logra vencerse a sí mismo.
Debido a desengaños que sufren, muchas personas tratan de abominar su decencia, honradez y principio, juzgando que por ser así, la maldad se ceba en ellos. Pensar así no es sensato. Sería el colmo que se tuviera que renunciar a la virtud solamente porque otros carecen de ella.
Sin la virtud todo está en el aire.
Si hay virtud, hay satisfacción en la conciencia.
La virtud mana alegría, contento felicidad...
Ya lo dijo Voltaire: "Solamente los hombres virtuosos pueden tener amigos y disfrutar de ese precioso bien".
La gente laboriosa generalmente es virtuosa. Es estar ocupada la defiende de tentaciones, oficiosidades y tonterías.
Si somos laboriosos mantendremos mejor nuestra posición y daremos un buen ejemplo a todos: particularmente a los que nos rodean.
¡Cómo puede haber virtud, si no hay dominio sobre sí mismo!...
E vicio al suelo... La virtud al cielo.
La honra es una especie de inválida, que solamente puede caminar apoyándose en las muletas de la virtud.
La única modestia digna de admirarse, es la natural.
Cuando uno se resuelve a acompañar a la virtud, es difícil volverse atrás.
Estamos viviendo una época en la que la virtud tiene que pedir constantemente excusas al vicio.
¡Tal parece que la virtud viviera escondida!... ¡Tan raro es verla!... Muchas veces, recorriendo nuestro camino, creemos hallarla; pero nos equivocamos. Lo que parece ser, no es otra cosa que la cautelosa, desconfiada y astuta hipocresía...
Las virtudes y los defectos no son particularmente de determinado grupo racial, sino de la Humanidad entera... Pertenecen al Hombre en general.
¡Qué hermoso papel de quien por sus virtudes y merecimientos se hace acreedor a la confianza y cariño de los demás!...
Cuando la finalidad que se busca es legítima, generalmente siempre se llega a ella.
Es mentira que los demás nos hagan daño; nos lo hacemos nosotros mismos, por nuestra manera de ser. Seamos virtuosos y las cosas nos resultarán mejores; y por ese camino encontraremos la dicha.
La virtud es fuente de felicidad y dicha.
No recuerdo el nombre de cierta mujer que se ufanaba ante Sócrates, de poderle quitar todos sus discípulos, si le daba la gana... El gran filósofo, después de mirarla de hito en hito, le dijo: "Es muy posible que lo lograras, porque los invitas a descender por una fácil pendiente, en tanto que yo los obligo a subir a la virtud, pendiente ardua y desconocida de la mayor parte de los hombres".
Solamente los hombres virtuosos pueden ser ecuánimes.
La mayoría de la gente no sabe distinguir la virtud del vicio.
La fuerza de los ingleses demostrada a través de sus muchas situaciones difíciles, estriba en una sola cosa: sus virtudes... Tienen la suerte de poseer más virtudes que defectos. (Colectivamente hablando.)
Acerca de la virtud puede decirse que no nace, sino que se hace; que entre más se ejercita, más se ama; y que, como dijo Aristóteles: -"Ella siempre está en medio, ya que los extremos son siempre viciosos"...
Se cuenta que en los gloriosos días de la Grecia Antigua, Sócrates accedió a que un famoso frenólogo lo examinase; pero sin darse a conocer... Una vez terminado el examen, el frenólogo con toda claridad le manifestó, entre otras cosas, que a juzgar por su rostro era muy sensual y seguramente beodo... Sócrates, lo escuchó atentamente y con toda calma respondió: -"Aunque por naturaleza estoy expuestoa la lujuria y a la embriaguez, he logrado contener estos vicios por medio de la continuidad práctica de la virtud"...
Las virtudes aisladas pierden fuerza. Para que la tengan es necesario que marchen estrechamente unidas.
Hay personas de buenos sentimientos; pero que tienen el defecto de querer que todo el mundo lo sepa.
La virtud es buena; pero es mejor cuando resulta provechosa para los demás.
Séneca decía: "La Naturaleza no nos otorga la virtud; ser bueno es un arte"... Lo anterior es verdad; pero hay que considerar que si bien es cierto que la Naturaleza no nos concede la virtud, en cambio si nos concede la conciencia, para que presida todos nuestros actos y nos empuje a la virtud...
La virtud estimada es rara.
Donde quiera que se encuentre la virtud, siempre es resplandeciente y hermosa.
Todos quieren ser virtuosos; pero nada hacen para lograrlo.
Los malvados, los viciosos y los otros por el estilo, siempre tratan de encubrirse con el manto de la virtud. Por eso siempre es bueno no levantar discretamente un de sus puntas y ver qué hay adentro.
Todos quieren que lo demás sean virtuosos, para así poder vivir tranquilamente... Quieren la virtud para otros; pero no para sí. Pretenden honradez, cuando ellos no son honrados; justicia, cuando son injustos; amistad, cuando no la sienten; amor, cuando no lo dan; fidelidad, si son desleales; valentía, si cobardes...
La virtud es la síntesis de lo mejor , es la suprema aspiración espiritual. Nada hay ni puede estar ella y, sin embargo, todo se confabula y se predispone contra ella.
La gente, en su inmensa mayoría, jamás ha pretendido ser virtuosa: se ha conformado con intentar parecerlo.
¡De serlo, a parecer serlo, hay la distancia de la verdad a la mentira!...
El camino de la virtud suele ser a veces muy duro; pero vale la pena recorrerlo, siendo que al final está la dicha, acompañada de sus hermanas: Tranquilidad y Serenidad.
Sin buenos hábitos y costumbres no es posible la vida placentera.
Las batallas que se libran dentro de sí mismo, son las batallas propias... Y las mejores victorias que se obtienen, son aquellas en las que se logra vencerse a sí mismo.
Debido a desengaños que sufren, muchas personas tratan de abominar su decencia, honradez y principio, juzgando que por ser así, la maldad se ceba en ellos. Pensar así no es sensato. Sería el colmo que se tuviera que renunciar a la virtud solamente porque otros carecen de ella.
Sin la virtud todo está en el aire.
Si hay virtud, hay satisfacción en la conciencia.
La virtud mana alegría, contento felicidad...
Ya lo dijo Voltaire: "Solamente los hombres virtuosos pueden tener amigos y disfrutar de ese precioso bien".
La gente laboriosa generalmente es virtuosa. Es estar ocupada la defiende de tentaciones, oficiosidades y tonterías.
Si somos laboriosos mantendremos mejor nuestra posición y daremos un buen ejemplo a todos: particularmente a los que nos rodean.
¡Cómo puede haber virtud, si no hay dominio sobre sí mismo!...
E vicio al suelo... La virtud al cielo.
La honra es una especie de inválida, que solamente puede caminar apoyándose en las muletas de la virtud.
La única modestia digna de admirarse, es la natural.
Cuando uno se resuelve a acompañar a la virtud, es difícil volverse atrás.
Estamos viviendo una época en la que la virtud tiene que pedir constantemente excusas al vicio.
¡Tal parece que la virtud viviera escondida!... ¡Tan raro es verla!... Muchas veces, recorriendo nuestro camino, creemos hallarla; pero nos equivocamos. Lo que parece ser, no es otra cosa que la cautelosa, desconfiada y astuta hipocresía...
Las virtudes y los defectos no son particularmente de determinado grupo racial, sino de la Humanidad entera... Pertenecen al Hombre en general.
¡Qué hermoso papel de quien por sus virtudes y merecimientos se hace acreedor a la confianza y cariño de los demás!...
Cuando la finalidad que se busca es legítima, generalmente siempre se llega a ella.
Es mentira que los demás nos hagan daño; nos lo hacemos nosotros mismos, por nuestra manera de ser. Seamos virtuosos y las cosas nos resultarán mejores; y por ese camino encontraremos la dicha.
La virtud es fuente de felicidad y dicha.
No recuerdo el nombre de cierta mujer que se ufanaba ante Sócrates, de poderle quitar todos sus discípulos, si le daba la gana... El gran filósofo, después de mirarla de hito en hito, le dijo: "Es muy posible que lo lograras, porque los invitas a descender por una fácil pendiente, en tanto que yo los obligo a subir a la virtud, pendiente ardua y desconocida de la mayor parte de los hombres".
Solamente los hombres virtuosos pueden ser ecuánimes.
La mayoría de la gente no sabe distinguir la virtud del vicio.
La fuerza de los ingleses demostrada a través de sus muchas situaciones difíciles, estriba en una sola cosa: sus virtudes... Tienen la suerte de poseer más virtudes que defectos. (Colectivamente hablando.)
Acerca de la virtud puede decirse que no nace, sino que se hace; que entre más se ejercita, más se ama; y que, como dijo Aristóteles: -"Ella siempre está en medio, ya que los extremos son siempre viciosos"...
Se cuenta que en los gloriosos días de la Grecia Antigua, Sócrates accedió a que un famoso frenólogo lo examinase; pero sin darse a conocer... Una vez terminado el examen, el frenólogo con toda claridad le manifestó, entre otras cosas, que a juzgar por su rostro era muy sensual y seguramente beodo... Sócrates, lo escuchó atentamente y con toda calma respondió: -"Aunque por naturaleza estoy expuestoa la lujuria y a la embriaguez, he logrado contener estos vicios por medio de la continuidad práctica de la virtud"...
Las virtudes aisladas pierden fuerza. Para que la tengan es necesario que marchen estrechamente unidas.
Hay personas de buenos sentimientos; pero que tienen el defecto de querer que todo el mundo lo sepa.
La virtud es buena; pero es mejor cuando resulta provechosa para los demás.
Séneca decía: "La Naturaleza no nos otorga la virtud; ser bueno es un arte"... Lo anterior es verdad; pero hay que considerar que si bien es cierto que la Naturaleza no nos concede la virtud, en cambio si nos concede la conciencia, para que presida todos nuestros actos y nos empuje a la virtud...
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