jueves, 23 de septiembre de 2010

Del apresuramiento





Por: José Tamborrel Suárez



Año: 1952



EL apresuramiento es la consecuencia del deseo de llegar más pronto o de realizar alguna cosa en menos tiempo. La gente dinámica gusta de unir el pensamiento a la acción, provocando así el apresuramiento en los actos. Su pensamiento traduce inmediatamente la imagen del hecho, imagen que una vez registrada en la mente exige verse materializada.



El apresuramiento hace fracasar la calidad y condición e las cosas.



Apresúrate a realizar el bien que hayas pensado. No lo dejes para después, porque quizá para entonces ya no lo puedas hacer y de nada te servirá haber pensado como pensaste.



También apresúrate a dominar tus pasiones y apetitos, a conocerte, a ser bueno y servir a tus semejantes.



Es un hecho que el noventa y cinco por ciento de las cosas que se hacen apresuradamente no salen bien. La prontitud exagerada siempre es un perjuicio de lo que se hace. Todo requiere de determinado tiempo para realizarse. Esto no quiere decir que las cosas no deben o no puedan hacerse con prontitud; pero no con apresuramiento. El apresuramiento proviene de una necesidad que puede ser real o ficticia: necesidad: necesidad de terminar un trabajo, liquidar una cuenta, llegar pronto, etc. La costumbre de apremiar a los que trabajan para nosotros es muy común: apremiamos al conductor del coche para que nos lleve más aprisa; al carpintero, para que nos entregue los muebles más pronto; al lavadero, para que la ropa quede más limpia; al jardinero, para que pode nuestros rosales… El apresuramiento, como la mayor parte de las cosas del ser humano es muy clásico y presenta varios aspectos… Debe ser inteligentemente empleado, tanto en las necesidades verdaderas, como en las demás. Usado como regla es fatal.



Apresurémonos a realizar las cosas; pero no las hagamos precipitadamente.



La batalla diaria se gana mejor con sentido común que con apresuramientos.



Apresurarse en política suele dar malos resultados. En ese terreno hay que proceder con calma, así a veces parezca que no…



Apresuremos nuestras cosas; pero sin exagerar.



Procedamos con orden, no con precipitación.











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