lunes, 22 de septiembre de 2008

CRITIQUILLAS XI

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952

Un detalle que muestra el carácter fiestero y despreocupado del mexicano, es que es el único país en donde se celebra en dos días festivos la fecha de la Independencia. En todos los países del mundo existe un día dedicado a esta celebración. México, disfruta de dos: el 15 y el 16 de septiembre; pero estos días se convierten a veces en tres, en cuatro o en cinco… ¡según el humor colectivo!
El pueblo de México vive atormentado de anhelos por una vida política político-social mejor. Está seguro de que no es feliz y de que carece de todo por culpa exclusiva de sus gobiernos. Esta idea, que predomina en las clases populares, solamente puede desaparecer el día el día que pueda elegir con toda libertad a sus dirigentes. Mientras los gobiernos son impuestos, no podrá pensar de otra manera y vivirá desconfiado y molesto… (Y un día puede estallar).
He observado con mucha frecuencia que en la mayor parte de los edificios públicos de la ciudad de México, lucen en lugares bastante visibles, sendas placas de bronce o mármol, --indudablemente muy costosos--, con leyendas como esta: “Este edificio es propiedad del Departamento Central del D.F.”… ¿Acaso habrá habido quien dispute el derecho de propiedad sobre tales edificios públicos?...
Los mexicanos no estamos habituados a analizar las cosas. Nos inclinamos en un sentido u otro, influidos por simples rumores o noticias de prensa… Muchas veces nos inclinamos ante determinado lado, simplemente por instinto; pero lo general es que lo hagamos por intuición.
La Ley de Amparo, de la que México se siente orgulloso, no ha servido para otra cosa que para proteger bribones. Los hombres honrados desconocen los beneficios del Amparo… Los bribones siempre llevan uno en la bolsa. Esta es una de las leyes que más perjuicios ha causado a la sociedad… y, sin embargo, nadie protesta.
¡Va de guasa…! El pueblo de México siente gran admiración por uno de sus presidentes, que raramente demostró rara habilidad para posponer los problemas que necesariamente se presentaron en el curso de su gestión. Tal habilidad demostró en esto, que el pobre pueblo se hundió en complicaciones y miseria. Se le recuerda con el célebre alias de “El Gran Posponedor”… A este buen señor, se le olvidó incluir en el programa de su gobierno, la siguiente frase, que hubiera estado muy bien: “Todo problema, grande o pequeño, que se me presente, será invariablemente pospuesto, tantas veces como sea necesario”. De haber incluido esta frase en su programa, hubiera sido lo único que verdaderamente cumplió… (¡Vaya que si lo cumplió!).
¿No creen ustedes que es una alcahuetería de muy mal gusto lo de la fiesta de “La Flor más Bella del Ejido”?
¿Cuándo conoceremos realmente la manera de ser mexicano?...
En México, tan lleno de calamidades, se ha soltado últimamente una verdadera plaga de dizque “nobleza auténtica”, que ya nos tiene “fritos”. Lo que más abunda son los príncipes. Cualquier tipo mugroso le resulta a uno de la más rancia nobleza europea. ¡Difícil es ir a cualquier parte sin “dar con un señor de estos!... Lo curioso es que la prensa en general es la que mejor les hace “su juego”. ¡Tal parece que fuera monarquista!... ¡Y lo peor de todo esto, es que todavía hay políticos que se dejan deslumbrar por esos!...
México, ¡nuestro pobre y querido México! Está sufriendo una incontenible fiebre de títulos nobiliarios… La mayor parte de las páginas sociales están llenos de títulos (ridículos y sin sentido)… En sociedad, el que carece de un titulillo ¡está reventado!... La lucha para obtenerlos está en juego. Los nuevos ricos “agonizan” por uno, ¡Cualquiera que sea! ¡Eso no importa! Son incapaces de cooperar con cincuenta pesos a una obra de servicio social; pero por un título nobiliario darían cientos de miles de pesos… ¡millones!... ¡Qué alegría! ¡Qué orgullo poderse llamar marqués de Tepito, duque de Iztacalco, barón de la Tlaxpana o con de Barbas Tenango!... ¡Si la gente que exhibe títulos de nobleza supiera el ridículo que hace…!
En México sistemáticamente se hace el ridículo cuando se trata de la visita de algún personaje importante. En lugar de ser tratados con exquisita finura, discreción y tacto, haciéndoles sentir hospitalidad, se les molesta y se les fatiga sin cuento, atiborrándolos de ceremonias, actos y festejos, mariachis, sombreros de charro, chinas poblanas de alquiler, falsos charros, indigestas comidas, y cansados recorridos. Es natural que esta gente, a las veinticuatro horas de estar con nosotros, trate de escapar, buscando cualquier pretexto. No hay resistencia física que soporte la oficiosidad, algarabía y molestias de que se rodea a esos infelices. La nota más extraordinaria de estas “fiestas” la dan los eternos vividores, que como arte de magia aparecen por millares, todos esgrimiendo derechos, todos dispuestos a dar la batalla a como de lugar… Centenares de funcionarios que a toda costa quieren tener el “honor”… y junto con ellos, sus señoras esposas, hijos, primos, cuñados, sobrinos y suegros… ¡Inútil decir, que el pueblo descalzo y hambriento es el que paga!... Los dineros del pueblo se dilapidan; pero los charros y las chinas poblanas sintéticas se salvan… y miles de burócratas estómagos se dilatan de materiales satisfacciones… (Y como si todo lo anterior no fuera demasiado, siempre, después de estas fiestas de agasajo, aparece por ahí un nuevo rico).
Un señor Secretario de marina, de uno de tantos “desgobiernos” que hemos sufrido, me decía en cierta ocasión: “Yo y el señor Presidente, estamos de acuerdo en hacer de la ciudad de México un gran puerto del Atlántico…” ¿Cómo dijo? –pregunté azorado--, ¡Lo que oyó, mi amigo…! Pensamos hacer de la ciudad de México un gran puerto de mar… Naturalmente pensé que se trataba de una broma, y quise cambiar de conversación; pero el señor Secretario no lo permitió, y haciéndome sentar a su lado, me explicó; Si la ciudad de Los Ángeles, California pudo convertirse en puerto estando a gran distancia del mar. ¿Por qué nosotros no lo vamos a poder hacer?... Huelgan comentarios…


DE LO ANTIGUO

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952

Antiguo es lo que existió desde hace mucho tiempo. Es también lo sucedió o existió en tiempos remotos. Este vocablo en lenguaje artístico designa las obras griegas y romanas, de los buenos tiempos en escultura, pintura y arquitectura. Fueron los italianos los que a principios del Siglo XV, se aficionaron por los estudios de lo antiguo, iniciándose estos en Roma, en las grandes excavaciones que ahí se hicieron, y donde infinitas estatuas, bajos relieves, etc., fueron encontradas. Los estudios relativos se extendieron por todo el mundo, y a través de los últimos siglos hasta alcanzar el grado de perfección actual. Infinidad de hombres se han especializado en esta materia, y constantemente aportan nuevos datos y nuevas luces sobre el particular. Lo antiguo es la base de toda educación artística, y por tal motivo su estudio forzosamente figura en todas las escuelas de bellas artes del mundo. En verdad resulta inexplicable que toda la más extraordinaria y maravillosa producción del arte greco-romano, de los buenos tiempos, haya sido abandonada, destruida y olvidada por la gente de su época, al grado de desaparecer enterradas en cualquier parte. (Según investigaciones sobre el particular, la culpa de toda esa bárbara destrucción se debe a la presión e influencia que cierta organización religiosa desarrolló intensamente en el curso de la primera mitad de la era actual, con el fin de borrar hasta el último vestigio y noticia de los dioses paganos de la antigüedad. Para esta religión era más importante la imposición de sus ideas, que todo el arte habido y por haber). Gracias al tesón y perseverancia de los hombres posteriores a esas épocas de barbarie, La humanidad ha podido recoger y salvar lo mejor que en arte escultórico se ha creado. ¡Por lo menos esa es la creencia! Quizá en el fondo de los mares o enterrados por ahí en cualquier parte, existan grandes maravillas de las que nunca sabremos.
Acerca de lo anterior, he aquí algunos datos interesantes:
¨ El Apolo de Belvedere, fue descubierto cerca del cabo Ancio, en los últimos años del Siglo XV.
¨ El Tíber, (del Louvre) en Roma, por la misma época que el anterior.
¨ El Grupo de Laocoonte, en las termas de Tito, en el año 1500.
¨ El Nilo, (del Vaticano) en Roma, en el sitio que ocupaba el antiguo templo de Isis y Serapis.
¨ El Mercurio, en el monte Esquilino, en el año 1540.
¨ El Hércules Descansando, en las Termas de Caracalla, también en el año 1540.
¨ El Marsias, en Roma, en el año 1586.
¨ La Niobe, el Sileno, Baco y el Disacobolo, en Roma, a fines del Siglo XVI.
¨ La Venus de Milo, en Milo, en el año 1820.
La razón del por qué la Humanidad siempre ha sentido respeto y admiración por lo antiguo, es debido a que ella misma es su producto, es porque cuando nosotros abrimos los ojos y nos damos cuenta, ya venimos de atrás, en una sucesión ininterrumpida. ¿De dónde tomar experiencias? ¿De dónde copiar? ¿De dónde basarnos para crear? Todo lo que sabemos, todo lo que estudiamos, todo, absolutamente todo, viene de atrás…
Ama lo antiguo. En ese amor encontrarás una fuente inagotable de grandes emociones estéticas y exquisitos gustos. En su estudio podrás hacer observaciones muy útiles e interesantes que seguramente te maravillarán…

miércoles, 23 de julio de 2008

DE LOS ANTEPASADOS

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952


El árbol genealógico es una descripción figurada en forma de árbol, en que se presenta la genealogía de una familia, es decir, la ascendencia, descendencia y demás relaciones de parentesco entre los individuos que la componen. Aparte de la utilidad en los casos de ciertos derechos y cuestiones legales, el árbol genealógico es muy interesante, pues por él se conoce la ascendencia, grado de parentesco que une con otras personas, etc. El ordenamiento de un árbol genealógico presenta muchas sorpresas, pues de manera clara y precisa indica los diversos grados de parentesco que se tiene con personas que uno ignora, y que, sin embargo, llevan la misma sangre y tienen el mismo origen. La gente, preocupada por sus problemas y atada como siempre a su egoísmo, poco caso hace de su origen y de todo lo relativo a ello, excepto cuando le conviene, al grado que es rara la que sabe algo más, aparte de sus abuelos… ¡y eso ya es mucho decir! Los árboles genealógicos deben hacerse de arriba para abajo, colocando primeramente al fundador y primer ascendente de la familia. De izquierda a derecha y por orden cronológico, se colocan los descendientes por generaciones, de modo que todos los que estén en el mismo grado formen una línea recta horizontal. Las generaciones se unen entre si por medio de una perpendicular. Los matrimonios por una curva, que une las casillas por los costados. En ocasiones se suprimen estas líneas de unión en los matrimonios, poniendo la casilla de la persona de que se trata, el nombre de aquella con quien se casó. Si existe duda sobre el parentesco de alguna persona, se deja suelta la casilla que debería corresponderle. Para facilitar las citaciones de las personas que figuran en el árbol genealógico, se numeran las casillas, principiando por el primero de la parte superior izquierda.

Date cuenta que lo de los antepasados si tiene importancia… Y piensa en el papel tan lleno de responsabilidades que lo futuro implica para ti…

¡Qué menos puede uno desear que saber de dónde viene!... Las extensas ramificaciones que presenta un árbol genealógico son de tal manera interesantes, que bien vale la pena llevarlo.

Muy útil e interesante es llevar fielmente el árbol genealógico de la familia.

Todos tenemos:2 padres.4 abuelos. 8 bisabuelos. 16 tatarabuelos.

¡De ahí la posibilidad de que todos seamos hermanos!...

Nada pueda oponerse a esa gran fuerza que es el atavismo. Sin embargo…

Crea tu propia personalidad, imponiendo cuanto sea necesario el posible atavismo que sientas pesa sobre ti.

Todos estamos sujetos a esa gran fuerza que viene de atrás que se llama atavismo o tendencia retrograda, que se define como la propensión que tienen los hijos a heredar de sus antepasados características de color, facciones, manera de ser, inclinaciones, etc.

Guardar respeto a los ascendientes de uno, es guardárselo a sí mismo.

En realidad no somos dueños ni de nosotros mismos. Formamos parte de un conjunto que viene de muy atrás… ¡y que quien sabe hasta dónde puede llegar!...

Es nuestro deber tratar de conservar, aumentar y mejorar lo que nuestros antepasados nos legaron.

En muchos aspectos nuestra personalidad es producto de nuestros antepasados.

Los valores morales, espirituales e intelectuales, son científicamente el reflejo de nuestra constitución física, dependiente de nuestra composición química, dicho esto de una manera muy especial, por lo que a la conformación, condiciones y particularidades del cerebro se refiere, tomando en consideración del resto del organismo. Y si estas cosas inmateriales son reflejo de las físicas, y estas de la herencia, se llega a la conclusión de que lo que somos, lo que logramos, etc., etc., procede de esas fuerzas venidas de atrás.

Es muy importante todo lo relativo a la ascendencia, ya que lo que somos, en lo físico, moral, espiritual y social, se lo debemos en gran parte a ella. Podemos haber nacido con una lamentable constitución física, pudo nuestra moral haber naufragado en alguna ocasión, pudo habernos faltado oportunidad o ambiente para una educación espiritual, socialmente, pudimos haber venido al mundo en condiciones adversas. De todo ello, y desde cierto punto de vista, los responsables son nuestros ascendientes. Pero cuando a pesar de todas esas circunstancias, nos elevamos, desarrollándonos moral, espiritual, física y hasta económicamente, pensamos que lo hemos logrado por nosotros mismos, por nuestro esfuerzo e inteligencia… ¡y nada más inexacto! Lo hemos obtenido a través de fuerzas ocultas en nosotros mismos, venidas de atrás, de nuestros antepasados, heredadas de ellos, y que pudimos desenvolver gracias al favor de condiciones y momentos determinados.

Hablando de los antepasados y por lo que a la familia se refiere, no debe haber orgukllo por descender de ricos, nobles, mandatarios de otros tiempos… pero sí por descender de hombres buenos, honrados o sabios.

¡Pobres los que por poseer títulos de nobleza se sienten superiores a los demás! Su necio orgullo les impide vivir la realidad y conocer tantas cosas, que sólo es posible, cuando se vive despojado de prejuicios y falsa ideas de grandeza.

Poseer títulos de nobleza y guardarlos, ¡magnífico! Pero, exhibirlos, ostentarlos, “darse taco” y presumir de ello, es sencillamente estúpido… ¡mucho, muy estúpido!...

México está sufriendo de una verdadera plaga de títulos nobiliarios. ¡Ya ni se “aguanta” a tanto “príncipe”!

Las obligaciones que tenemos contraídas con nuestros antepasados son ineludibles, si consideramos que a ellos les debemos absolutamente todo.

El porvenir está íntimamente vinculado con el pasado.

CRITIQUILLAS X

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952


Un detalle que muestra el carácter fiestero y despreocupado del mexicano, es que México es el único país en donde se celebra con dos días festivos la fecha de la Independencia. En todos los países del mundo existe un día dedicado a esta celebración. México disfruta de dos: el 15 y el 16 de septiembre; pero estos dos días se convierten a veces en tres, en cuatro o en cinco… ¡según el humor colectivo!...

En pueblo de México vive atormentado de anhelos por una vida político-social mejor. Está seguro de que no es feliz y de que carece de todo por culpa exclusiva de sus Gobiernos. Esta idea, que predomina en las clases populares, solamente podrá desaparecer el día en que pueda elegir con toda su libertad a sus dirigentes. Mientras los Gobiernos sean impuestos, no podrá pensar de otra manera y vivirá desconfiado y molesto… (Y un día puede estallar).

He observado con mucha frecuencia que en la mayor parte de los edificios públicos de la ciudad de México, lucen en lugares bastantes visibles, sendas placas de bronce o mármol –indudablemente muy costosos--, con leyendas como esta: “Este edificio es propiedad del Departamento Central del D.F.”… ¿Acaso habrá habido quien dispute el derecho de propiedad sobre tales edificios públicos?...

Los mexicanos no estamos habituados a analizar las cosas. Nos inclinamos en un sentido u otro, influidos por simples rumores o noticias de prensa… Muchas veces nos inclinamos ante determinado lado, simplemente por instinto; pero lo general es que lo hagamos por imitación.

La Ley del Amparo, de la que México se siente orgulloso, no ha servido para otra cosa que para proteger bribones. Los hombres honrados desconocen los beneficios del Amparo… Los bribones siempre llevan uno en la bolsa. Esta es una de las Leyes que más perjuicios ha causado a la sociedad… y, sin embargo, nadie protesta.

¡Va de guasa…! El pueblo de México siente gran admiración por uno de sus Presidentes, que siempre demostró rara habilidad para posponer los problemas que necesariamente se presentaron en el curso de su gestión. Tal habilidad mostró en esto, que el pobre pueblo se hundió en complicaciones y miseria. Se le recuerda con el célebre alias de “El Gran Componedor”… A este señor, se le olvidó incluir en el programa del gobierno, la siguiente frase, que hubiera estado muy bien: “Todo problema grande o pequeño que se presente, será invariablemente pospuesto, tantas veces como sea necesario”. De haber incluido esta frase en su programa, hubiera sido lo único que realmente cumplió… (¡Vaya que si lo cumplió!).

¿No creen ustedes que es una alcahuetería de muy mal gusto lo de la fiesta de “La Flor más Bella del Ejido?

En México, tan lleno de calamidades, se ha soltado últimamente una verdadera de dizque “nobleza auténtica”, que ya nos tiene “fritos”. Lo que más abunda son los príncipes. Cualquier tipo mugroso le resulta a uno de la más rancia nobleza europea. ¡Difícil es ir a cualquier parte sin dar con un señor de estos!... Lo curioso es que la prensa en general es la que mejor les hace “su juego”. ¡Tal parece que fuera monarquista!... ¡Y lo peor de todo esto, es que todavía hay tontos que se dejan deslumbrar por esos!...

México, ¡nuestro pobre y querido México! Está sufriendo una incontenible fiebre de títulos (ridículos y sin sentido)… En sociedad, el que carece de un titulillo ¡está reventado!... La lucha por obtenerlos está en auge. Los nuevos ricos agonizan por uno, ¡Cualquiera que sea! ¡Eso no importa! Son incapaces de cooperar con cincuenta pesos a una de servicio social; pero por un título darían cientos de miles de pesos… ¡millones!... ¡Qué alegría! ¡Qué orgullo poderse llamar marqués de Tepito, duque de Ixtacalco, barón de la Tlaxpana o conde de Barbastenango!... ¡Si la gente que exhibe títulos de nobleza supiera el ridículo que hace…!

En México, sistemáticamente se hace el ridículo cuando se trata de la visita de algún personaje importante. En lugar de ser tratados con exquisita finura, discreción y tacto, haciéndoles sentir nuestra hospitalidad, se les molesta y se les fatiga sin cuento, atiborrándolos se ceremonias, actos, festejos, mariachis, sombreros de charros, indigestas comidas y cansados recorridos. Es natural que esta gente, a las veinticuatro horas de estar con nosotros, trate de escapar, buscando cualquier pretexto. No hay resistencia física que soporte que soporte la oficiosidad, algarabía y molestias de que rodea a esos infelices. La nota más extraordinaria de estas “fiestas” la dan los eternos vividores, que como arte de magia aparecen por millares, todos esgrimiendo derechos, todos dispuestos a dar la batalla a como dé lugar… Centenares de funcionarios que a toda costa quieren tener el “honor”… y junto con ellos, sus señoras esposas, hijos, primos, cuñados, sobrinos y suegros… ¡Inútil decir, que el pueblo descalzo y hambriento es el que paga!... Los dineros del pueblo se dilapidan; pero los charros y las chinas poblanas sintéticas se salvan… y miles de burócratas estómagos se dilatan de materiales satisfacciones… (Y como si todo lo anterior no fuera ya demasiado, siempre después de esas fiestas de agasajo, aparece por ahí un nuevo rico).

Un señor Secretario de México, de uno de tantos “desgobiernos” que hemos sufrido, me decía en cierta ocasión: “Yo y el señor Presidente, estamos de acuerdo en hacer de la ciudad de México un gran puerto del Atlántico… ¿Cómo dijo?..pregunté azorado--, ¡Lo que oyó mi amigo…! Pensamos hacer de México un gran puerto de mar… Naturalmente pensé que se trataba de una broma, y quise cambiar de conversación; pero el señor Secretario no lo permitió, y haciéndome sentar a su lado, me explicó; Si la ciudad de Los Angeles, Cal. Pudo convertirse en puerto estando a gran distancia del mar. ¿Poe qué nosotros no lo vamos a poder hacer?... Huelgan comentarios.

domingo, 6 de julio de 2008

DEL ANTECEDENTE

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952

He aquí dos frases relativas al antecedente:
  • La gente es lo que sus antecedentes.
  • El mejor retrato de un hombre se pinta en sus propios antecedentes.
Al antecedente no se le concede la importancia que tiene. Los fracasos y disgustos que se podrían evitar con su conocimiento serían infinitos. Excepcionalmente los individuos suelen modificar su carácter, temperamento, inclinaciones, etc.; pero la regla es que la gente sea como es, y que su manera de ser se afirme aún más con el tiempo, con ligerísimas variantes. Se debe presumir que el individuo que fue separado dos veces de su empleo, por pendenciero, vuelva a tener pendencia en su nuevo trabajo; que el que haya sido acusado por tal o cual delito, vuelva a repetirlo; que la mujer que ha sido casquivana, vuelva a sus andadas, y así por el estilo… Parodiando el viejo refrán español, que dice: ---“Dime con quién andas y te diré quién eres” o bien: ---“dime sus antecedentes y te diré quién es” o ---“genio y figura hasta la sepultura”.

Acostúmbrate a juzgar a la gente por sus antecedentes. Así te evitarás muchos desengaños y fracasos. La gente es como es y difícilmente cambia.

DEL ANTAGONISMO

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952


Antagonismo es rivalidad, oposición habitual, especialmente en doctrina y opiniones. El antagonismo por lo que a esto último se refiere, existirá en tanto la humanidad también exista. Nada más natural que la gente piense diferente y guste sostener sus ideas. El antagonismo entra dentro del amplio campo del fenómeno de la separatividad, que tanta importancia tiene, ya que es uno de los principales que rigen los movimientos de la humanidad. Para que no exista el antagonismo no es necesario que haya ataque u ofensa, basta que exista diferente manera de pensar.

El antagonismo entre fuerzas escogidas y elevadas es siempre fuente de luz.

En pocas cosas se pueden observar más tonterías, que en los antagonismos en donde hay juego de pasiones.

Las controversias en gente bien preparada son siempre interesantes, porque gracias a ellas pasan torrentes de luz que iluminan la razón y la verdad.

DE LA ANSIEDAD

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952

Ansiedad es un estado de agitación, inquietud o zozobra, que se produce por una variedad de causas, con la particularidad de que no es general en todos, ya que hay quienes jamás la sienten.
La ansiedad es un reflejo del estado nervioso. A medida de que los años pasan, la ansiedad por las cosas disminuye. La vida nos enseña que no hay razón para esperar las cosas con ansia, pues estas llegan justamente cuando deben llegar, ni un instante menos, ni un instante más. Son como las flores y los frutos que se producen y transforman en el tiempo preciso sin atrasarse ni adelantarse jamás. Por otra parte, muchas de las cosas que esperamos con ansia y como definitivas, resultan a la postre inútiles y sin sentido.
Domina tu ansiedad. Ten la seguridad de que no por lo que la sientas, las cosas se realizarán más de prisa ni mejor.

DEL ANONIMO

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952


Las cosas de los hombres se desenredan por si solas… y cada quien se lleva ¡su merecido!... ¿Para qué, pues, la denuncia o el anónimo?

Se puede saber si se es hombre de principios cuando al recibir un anónimo se acepta o se rechaza… ¡Se lee o se destruye!...

El anónimo siempre es portador de un daño, aun cuando pueda parecer que trae visos de favor o de servicio.

DE LOS ANIVERSARIOS

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952


En cada cumpleaños nuestro: nuevas promesas, mejores propósitos… y siempre una mala costumbre menos.

Conmemora cada año lo que sea digno de ello, y en cada aniversario de tu vida redoble los esfuerzos para ser mejor.

Días antes de nuestro cumpleaños debemos ir pensando en una nueva vida, en cambiar nuestras costumbres por otras mejores, mediar sobre nuevos propósitos, reflexionar sobre nuestra actuación pasada; pero especialmente sobre el año nuestro que está por terminar… Considerar nuevos y más amplios senderos para nuestro desarrollo espiritual y para perfeccionarnos en todos sentidos, y así llegar ¡al día! Pero en lugar de pasarlo tontamente, tal como es costumbre… pasarlo en la soledad del campo, viéndolo transcurrir lentamente, con la dulce y confiada perspectiva de días mejores.

DEL ÁNIMO

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952


El ánimo tiene una importancia capital. El ilustre LORD CHESTERFIELD. Decía: --“Fortuna perdida, nada perdido; honor perdido, mucha perdido; ánimo perdido, todo perdido”.

Nuestra insignificancia o grandeza está enteramente de acuerdo con nuestro ánimo y nuestras aspiraciones.

Se debe tener ánimo para todo: para vivir, para trabajar, soportar reveses, dolores, penas morales… Por otra parte, hay que dar ánimo a los demás, ayudándolos a subir la cuesta. El ánimo constante en todos los actos de la vida, se traduce en bienestar, en éxito… El ánimo es constructivo…

Nuestro bienestar físico siempre dependerá de nuestro estado de ánimo, y consecuentemente de nuestro espíritu.

CRITIQUILLAS IX

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952


Aunque estoy completamente seguro que nadie en México lo creerá, doy mi palabra, de que hace años tuve la suerte de saborear un vaso de leche pura en la capital de la República.

El peor defecto de nosotros los mexicanos es la falta de austeridad… Además, somos terriblemente vanidosos.

¡Pobre de la Alameda Central de la ciudad de México!..., Después de más de cuatrocientos años, todavía sus callejuelas son de vil polvo (polvo en las secas… y lodo en las lluvias).

En México, los llamados “camellones” que se construyen en la parte media de las principales calles, no sirven para otra cosa que para basureros… ¡Quizá para eso los construyen y los ignorantes vecinos ni siquiera los sabemos!

El problema de tránsito de la ciudad de México, lo constituye principalmente la falta de apertura de infinidad de calles tapadas… Zonas enteras bloquean el tránsito; Mercado de la Merced, mercado de San Juan, Estación Central de los FF. CC., Aduana de Santiago, ríos de la Piedad, Churubusco…

¿Algún día la ciudad de México tendrá un mercado decente?... ¡Sólo DIOS lo sabe!...

¿La vergüenza de la Ciudad de México? ¡Hombre! ¡Sus camiones!...

¿Se podrá algún día transitar por las callejuelas de los jardines de la ciudad de México sin ensuciarse el calzado de polvo o de lodo?

Cuando se termine se terminen definitivamente las legendarias obras de introducción de agua a la ciudad de México procedentes del río Lerma, lo más probable es que éste ya no lleve agua, ya que su Cuenca Hidrográfica ha sido totalmente devastada.

Los periódicos al referirse a los aviadores mexicanos, siempre los califican de “gloriosos” (ahí entra nuestra inveterada vanidad)… Yo me pregunto, ¿de dónde vendrá la gloria?...

El hecho de que anualmente traten de emigrar de nuestro país centenares de miles de campesinos, procedentes de regiones donde el agrarismo “ha triunfado”, demuestra “un algo” que es urgente investigar…

No hace mucho, conocí por ahí a un gran bribón, que por medio de qué sabe qué artes, obtuvo uno de los puestos “más jugosos” del Gobierno. El hombre luchó hasta lo imposible por hacer fortuna; pero sin resultado. Decepcionado se retiró y estableció una modesta frutería, con la cual en poco tiempo se hizo millonario. (Raro es el que no se hace millonario comerciando con artículos de primera necesidad y con la miseria y necesidades del pueblo).

Más importante que la construcción de escuelas, presas y oleoductos, etc., es lo relativo a la reforestación del país. Se debe organizar una campaña en la que tomemos parte todos los mexicanos sin excepción… Centenares de miles de hombres, la totalidad del ejército, los niños de las escuelas… ¡todos!... sembrando árboles… Viveros de árboles en todas las poblaciones con más de doscientos habitantes…

Ahora está de moda que cinco o seis bribones se pongan de acuerdo, junten entre todos cuarenta o cincuenta pesos, y manden hacer un letrero de madera o lámina que diga: “COLONIA AGRICOLA… aquí el nombra de un Presidente de la República”… Ese letrero lo colocan en una zona rica en bosque, principalmente sobre una carretera… ¡y a talar árboles impunemente!... ¡a saquear!... ¡a reírse de todos, inclusive de las autoridades a quienes sorprenden con dizque influencias!… ¡a desolar la región!... ¡a enriquecerse sin medida!... ¡Bendito país en que se pueden hacer estas cosas impunemente!...

En la forma que se hacen las elecciones en México, se presta a escoger cuidadosamente a los individuos. No hay excusa para que sean estúpidos o bribones. ¡Tan sencillo que sería escoger a los mejores!

Día a día, los vagos de oficio, que por regla general forman parte de la bienaventurada burocracia, inventan más y más días festivos. Han creado el día del soldado, del policial, del bombero, del cartero, del telegrafista, del maestro, de la madre, del niño… De seguir así las cosas crearán el día del primo, del cuñado, del tío. Del “coyote”, del “mordelón”… y quizá hasta el del ratero (miembro abundante en nuestra sociedad). Por lo pronto, al estar escribiendo estas líneas, me entero del proyecto de establecer el día del sirviente… Ese Apia, según piensan, los patrones se convertirán en criados… y los criados en patrones. La fiesta consistirá en que ese día los criados se sientan amos, y como tales, puedan hacer lo que estos hacen con aquellos…

El machismo en el mexicano no es otra cosa que uno de sus peores complejos de inferioridad.

Al mexicano que carece de educación, cultura, medios económicos, salud, protección, etc., no le queda otro reducto que su decantado “machismo”.

El machismo en el mexicano no es valentía: es ignorancia.

¡Cosas de nosotros!... En un banquete en el cual nos hallábamos reunidos más de doscientos hombres, la mayor parte de más de cuarenta años, se le preguntó a uno por uno si alguna vez había votado… ¡ni uno solo lo había hecho!...y lo que es peor: ninguno pensaba hacerlo en tanto el gobierno hiciera el gobierno… Todos pensamos: ¡Si esto pasa entre los hombres mejor preparados!... ¿qué será con los demás?

Los que repartieron los bosques que rodean el Distrito Federal, para convertirlos en ejidos, estarán contentos en haber logrado el cambio de nombre de esta Entidad, la que ahora, con justa razón, se llama: Distrito Terrenal… Las ricas zonas boscosas que eran orgullo del Valle de México, fueron brutalmente taladas por los ejidatarios, a quines el Gobierno dotó de esas tierras dizque para sembrar maíz… ¡Perdónalos, Señor…! Con ello la Ciudad de México quedó definitivamente condenada al polvo, las tolvaneras, las epidemias…

¿Cómo puede esperarse que el pueblo de México pueda ser culto, si el sueldo medio general es de seis pesos diarios y un libro cuesta quince, veinte, treinta?

El Papa Alejandro VI, el Borgia más terrible de todos, era un santo comparado con muchos de nuestros presidentes municipales. Estos son verdaderos señores de horca y cuchillo. (Con sus excepciones naturalmente).

México es el país de las fiestas y de los días de descanso… Las fiestas y los días de asueto se suceden sin cesar. Todo es un pretexto para no trabajar… El día primero de enero, porque es el primer día del año; el seis del mismo mes, por ser los Reyes Magos; luego la Candelaria, Carnaval, Fiestas de la primavera, Semana Santa, Corpus, San Juan, 5 de Febrero, 5 de Mayo, Fiestas Patrias, Día de la Raza, Día de Muertos, Todos Santos, Posadas, Navidad, Fin de Año, etc. etc. etc.…. Dentro de los etcéteras pueden considerarse perfectamente unos veinticinco o treinta días más por los natalicios de los próceres, día del soldado, de la bandera, aniversario de la Revolución, etc. etc.…. ¡y otra vez muchos etcéteras!... ¡Raro es ya el día que no es de fiesta o que no está en víspera de fiesta…

Para que se le derrame a uno la bilis no hay más que tratar de obtener una comunicación telefónica…

Un tipo se rasuró perfectamente y después fue al teléfono tratando de obtener una comunicación… Cuando por fin la obtuvo, se vio en el caso de regresar a rasurarse de nuevo…

El día primero de mayo no debería llamarse del Trabajo, sino del trabajador. El día del Maestro, no se llama día de la Enseñanza; el día del Cartero, no se llama de Correos: el día del Bombero, no se llama del Fuego…

Visto bien, el Año Nuevo debería comenzarse trabajando, ¡sobre todo en países como el nuestro en donde tanta necesidad hay de trabajar! Por principio debería trabajarse ese día.

Hacerse millonario en México es cosa por demás sencilla. ¡Basta con poner un frutería, o cualquier cosas así por el estilo!…

Comprar los aguacates o mangos a cinco centavos y venderlos a peso. ¡He ahí la modesta utilidad de un frutero de la ciudad de México!...

Un Presidente de la República mandó llamar a un compadre suyo a quien a toda costa trataba de favorecer, y sin más trámite, le ofreció la dirección del Banco de México; pero con gran sorpresa suya, el compadre le dijo: --“Si realmente quieres ayudarme, ponme una buena frutería en una de las principales avenidas de la ciudad”, (¡Y a propósito de esto!: ¿pagarán su Híncame TASS los propietarios de las fruterías?)

México es el país en donde la fruta se vende más cara… (México y Colombia son los dos países que posees la más rica y surtida variedad de frutas).

¡Qué tal si en lugar de seguir sembrando más magueyes en nuestra llanuras, sembráramos henequén!...

¡Adiós, belleza de la Huasteca Potosina!... ¡la tala de árboles acabará con todo!

“Poner muy alto el nombre de México”… ¡He ahí una frase consagrada por los periódicos, cada vez que una “artista” cualquiera visita algún país extranjero!... Según la frasecita se marras, basta que una actriz “de medio pelo”, una cantante de tipo “romántico” o una cancionero se voz aguardentosa (¡ay! ¡Por desgracia tantas!), visite algún país, para que inmediatamente nuestros periódicos digan que “está poniendo muy en alto el nombre de México”… ¡Pobre México!...

Un viejo político comentaba que para triunfar en alguna elección, lo más seguro era contar con una hermana bonita…

Creo que ya es tiempo de dignificar la política de en México. El momento se presta.

Una sola palabra de “arriba”… ¡y adiós pistolerismo!

¡Vaya nombrecitos que le dan al remedo de elecciones!... “Justa política”, “Fiesta cívica”, “Justa cívica”, “Superación de civismo”… (Me gustaría conocer al burlón que las inventa)…

Lo que yo jamás me he podido explicar es por qué “los que mandan” no imponen, en las elecciones, a los hombres buenos y de valer. Si cometen el delito de imposición, siempre que lo hicieran con hombres decentes, bien preparados, patriotas…

lunes, 16 de junio de 2008

CRITIQUILLAS VIII

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952


En el gran diario de México: “EL Universal”, de fecha 28 de junio de 1949, leí lo siguiente: “Un simbólico acto se efectuó en la columna de la independencia para conmemorar el XVII aniversario de la proclamación de la independencia económica de México…” ¿A qué independencia económica se habrán referido los señores de la conmemoración de que se trata?... ¡Misterio!... Lo cierto es que el pueblo vive en una espantosa miseria y que todo nos hace falta…
¿Para que querrá México una aviación militar?... ¿Para pelear contra esos colosos de la guerra que se llaman Estados Unidos de América o Rusia? ¡Contra esos!... ¡ni soñarlo!... En un santiamén la harían polvo… ¿Será para pelear contra la pequeña Guatemala?, ¡tampoco!... México no hace eso… ¿Entonces, contra quien?...
En los países cristianos, la Semana Santa se ha convertido en una semana de placer… ¡México en ese sentido puede poner la muestra!...
Siempre que el gobierno se presta para iniciar y realizar campañas para fines benéficos, resulta un fracaso. Para recaudar, pongamos por ejemplo, cien mil pesos, se gasta quinientos mil en publicidad, banquetes, adornos en las calles, alumbrado, etc. Ejemplo: las llamadas Fiestas de la Primavera.
Hasta ahora, todo lo que se ha hecho para atraer al turismo extranjero hacia México, es invitando a pequeños grupos de actores yo actrices de Hollywood, de tercera o cuarta categoría, encantados del agasajo gratuito… para fotografiarlos a su llegada, ofrecerles una comilona de mal gusto en Xochimilco y declararlos huéspedes de honor de la ciudad, imponiéndoles una medalla y obsequiándolos con un vistoso pergamino… ¡y un señor DISCURZASO!... (Por suerte todo esto ha cambiado últimamente).
Las carreteras de la República mexicana semejan inmensos panteones. La fúnebre costumbre de erigir monumentos mortuorios cada vez que alguien se mata en ellas –setenta personas diariamente--, las están convirtiendo en algo horroroso, que le para a uno los pelos de punta… ¿El Gobierno no sabe ni se entera de nada de eso? El es sumamente estricto en lo relativo a no permitir anuncios, algunos bastante necesarios, a los lados de ellas, existiendo sobre el particular toda una minuciosa legislación, que entre muchas otras cosas, habla de lo que las afea, de que impiden admirar las perspectivas, de que impiden admirar las perspectivas, de que quitan espiritualidad al panorama, etc.; pero en cambio nada menciona sobre los horribles monumentos sepulcrales, cruces y lápidas que bordean los caminos… Los que más se admiran a sobrecogen ante los fúnebres recuerdos de marras, son extranjeros que nos visitan, atraídos por “las maravillosas perspectivas de nuestras carreteras” según reza la propaganda turística… Señores del Gobierno: los monumentos sepulcrales, las lápida mortuorias y las cruces, están bien en los cementerios… ¿No lo creen ustedes así?...
Platicando con un mendigo, me decía que la ciudad de México era un paraíso para los de su oficio, pues no obstante ser la ciudad que proporcionalmente tiene más mendigos, todos obtenían lo suficiente para vivir con regalo y holgura… Y más adelante, agregaba: ¡Bendita ciudad de tontos!... En la ciudad de México viven aproximadamente veinte mil personas de pedir limosna en las calles. Considerando que cada una de ellas obtenga un promedio de cinco pesos diarios –que es poquísimo--, resultará que obtienen cien mil pesos diarios… tres millones al mes… y treinta y seis millones de pesos al año… ¡Bien valdría la pena de que el Gobierno se preocupara por este interesante problema, buscando la forma de encausar esa fantástica suma en positivas obras de servicio social!...
Día llegará que los ríos Nazas, Lerma, etc., no lleven agua… Eso irremediablemente sucederá si se sigue permitiendo la deforestación de las cuencas hidrográficas de esos ríos…
Como en toda nuestra república es muy difícil beber agua potable, las industrias embotelladoras de refrescos hacen “su agosto”. Cierto tipo de funcionario público, en su periodo, se da el gusto de inaugurar unas cien embotelladoras… ¡si no es que algo más!... (Difícilmente puede uno ver en el cine un noticiario mexicano, en el que no aparezca la inauguración de una embotelladora de refrescos).
Lograr una conferencia telefónica de larga distancia, es una verdadera tragedia, que resulta incomprensible en estos tiempos. Verá usted: Vamos a suponer que nos encontramos en un lugar de provincia, y que deseamos hacer una llamada de este tipo… Desde luego tendremos que ubicar la oficina telefónica respectiva, lo cual lleva su tiempo. Saludaremos al entrar, con la seguridad de que no oiremos sino nuestro propio eco. Nos acordaremos por ahí en donde DIOS nos de a entender… y esperaremos pacientemente que la señorita encargada nos atienda, cosa difícil, porque generalmente está muy atareada un su labor…Al fin podremos proporcionarle los datos, y mirando a nuestro alrededor buscaremos un lugar donde sentarnos ¡y pasar la velada!... El tiempo transcurrirá lentamente… llegamos a las diez de la mañana y ya son las cuatro de la tarde… En todo ese tiempo nos habremos hecho expertos en el sistema telefónico… bostezaremos, dormiremos, soñaremos, estiraremos, encogeremos, fumaremos, mascaremos chicle--- ¡y un sin fin de “emos”…! Para las seis de la tarde habremos ya contado cien veces los mosaicos del piso, las vigas del techo, las duelas de las puertas, los olanes de la falda de la operadora… ¡qué se yo!...; pero de la conferencia ¡nada!... ¡ni esperanza!... Cansados y aburridos nos atrevemos a preguntar: ¿alguna novedad señorita?... Es una pregunta tonta, porque ya se sabe lo que va a contestar… Estas contestaciones son siempre las mismas y del tenor siguiente:
1°. “El aparato con el cual desea usted comunicarse está descompuesto y están tratando de arreglarlo”.
2°. “No contesta”.
3°. “Está ocupado”.
4°. “La línea está ocupada”.
5°. “No le ha tocado aún su turno”
6°. “La línea está interrumpida”.
. “No se ha podido obtener línea”.
8°. “En el número que usted pidió dicen no conocer a la persona con quien desea usted hablar”.
¡Y ni modo! ¡Hay que esperar!... ¡y sigue uno esperando!... Por fin, a las ocho de la noche le avisarán a uno que la conferencia está lista… Se abalanzará sobre la caseta con peligro de romperse la crisma, se pegará con la puerta, la bocina caerá de las manos… y se encontrará con que el número “está equivocado”… Regresará a su asiento, descorazonado, triste, abatido y con ganas de pegarse un tiro… ¡y a esperar! A eso de las doce de la noche se sentirá uno bruscamente despertado, sin saber por qué y de qué se trata… le tendrán que gritar y repetir muchas veces que “la conferencia ya está lista”… ¿Qué conferencia? –preguntará uno asombrado--, ¡Pues la que pidió usted!... ¡Ah! ¡si, si! ¡Ya me acuerdo!... ¡perdón!... y a correr de nuevo a la caseta… y ahí comienza lo mejor… los gritos… ¿me oyeees?... ¡yo no oigo nada!... ¿pero qué diablos dices? ¡Hombre!... ¡habla fuerte!... ¿Qué se murió quien? ¿No?... ¿Pues qué dices?... y total que todo se va en gritos y sombrerazos, Ni uno oye lo que dice el otro… no el otro lo que dice uno… Aburrido colgará la bocina… y preguntará cuánto se debe… y pagará por haber perdido todo el día, quedarse sin comer, sin cenar… ¡y sin haber logrado nada!... Afortunadamente para cobrar el importe de lo que ignoro y nunca he podido averiguar por qué se llama conferencia… no se tardan mucho… ¡y que tarifita, señor!...
El pulque, el tequila, el puñal, las peleas de gallos, el rebozo, el vestido de china poblana, el sombrero tejano, la zamarra (chamarra), las corridas de toros, el traje de charro, el típico y desvencijado camión, las tripitas, el san lunes, el lépero… ¡He ahí nuestras cosas que tienen sabor de tragedia!... ¡suprimámoslas para que México ascienda y se coloque en el lugar que siempre hemos ansiado!
  • El pulque, embrutece y Aniquila a millones de seres de nuestra bajo pueblo.
  • El tequila, exacerba y hace arder las entrañas. Empuja al crimen.
  • La pistola, asesina y espanta, y da la nota de nuestro atraso. (La pistola suprime diariamente a cuarenta personas en nuestro país).
  • El puñal, riega diariamente la sangre de centenares de seres.
  • Las peleas de gallos, encienden las bajas pasiones.
  • El rebozo, “apelada” y hace vulgar a la mujer. Una enrebozada solamente hace buena pareja con un encobijado”, de ésos que, por fortuna, casi han desaparecido.
  • El vestido de china poblana, huele a farsa y no pasa de ser un vil remedo de algo que siempre fue mal visto.
  • El sombrero tejano, infunde pavor y nos recuerda nuestros peores días: voladuras de trenes, saqueos, incendios, asesinatos en masa, secuestros, latrocinios de toda índole…
  • La zamarra, (chamarra), que es raro no deje entrever la pistola. Esta prenda se ha hecho antipática y odiosa por ser cosa inseparable de pistoleros y toda esa calaña de bribones.
  • Las corridas de toros…, la negación de todo vestigio de cultura y de nobles sentimientos… ¡El circo romano de ahora!...
  • El traje de charro, con su variedad y sabor de comedia… (Para los auténticos campesinos quizá esté bien; pero ellos jamás lo usan… En realidad, no sirve para otra cosa que para presumir… tocar la guitarra en la radio, amenizar tertulias de borrachos en cantinuchas y prostíbulos y bailar jarabes tapatíos falsificados ante escépticos turistas…)
  • El típico y desvencijado camión, con su mugres, sus olores, el cafrerismo choferil, y su reguero diario de sangre y desventuras…
  • Las tripitas…, ¡fritangas de perro, y de qué se yo!...
  • El san lunes… representando al pulque, al tequila, a los vicios, a la responsabilidad y la miseria.
  • El lépero, el tipo que hace imposible la decencia en las calles…
¡FUERA CON TODAS ESAS COSAS!... ¡México es digno de mejor suerte!... ¡Esas taras le impiden elevarse!... ¡veamos hacía adelante!



CRITIQUILLAS VII

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952


Un individuo le dijo a otro: -- “¿A que no sabes cuál es la principal ocupación de los expresidentes de la República?”... -- “¡Hombre, no!... contestó el otro. -- “¿Pues la de servir de testigos de cuanto matrimonio, de “medio pelo” para arriba, se efectúa!...

Los matrimonios en los cuales no figuran como testigos los expresidentes de la República, se consideran desairados… ¡desairadísimos!...

Un conocido mío, me decía: -- “A veces construyo casas, y una ocasión me sucedió lo siguiente: el día primero de mayo, cayó en viernes. Por se “Día del Trabajo”, nadie trabajó; el sábado, día dos, nadie fue a trabajar, porque amanecieron “crudos”; el domingo, día tres… ¡ni qué decirlo!; el lunes, día cuatro… hicieron San Lunes… el martes, día cinco, día de fiesta nacional; el miércoles, día seis… ¡ni la sombra de nadie! –habían amanecido nuevamente “crudos”--; el jueves, día siete, se presentaron; pero nadie quiso trabajar alegando que no valía la pena, estando la semana por terminar… y en esta forma se la pasaron hasta el martes de la otra semana; pues volvieron a repetir el San Lunes… ¡Los angelitos dejaron de trabajar nada menos que once días!... ¡y esto porque el día tres, día de la Santa Cruz y de hecho día del albañil, cayó en domingo… y porque el día de la madre, el diez de mayo cayó también en domingo… ¡De lo contrario quien sabe hasta cuándo hubieran vuelto al trabajo!... Y así como esto, existen infinidad de lacras y vicios que entorpecen el progreso y la salud del país… ¡Fíjense en estas cosas, los gobernantes!... ¡De estas cosas, dependen… las otras!... ¡Ya no más días festivos! ¡Ya no más conmemoraciones!... ¡Ya no más aniversarios, centenarios, homenajes!... ¡A trabajar!...
En algunas partes de Europa se encontraron dos viejos amigos que hacía mucho tiempo no se veían… -- “¿De dónde vienes?” –le preguntó uno al otro. – “De México” –le respondió, un país maravilloso en donde es facilísimo ganar dinero a montones, sobre todo a los extranjeros… “En ese caso, todos los mexicanos serán muy ricos, ¿no?” –indicó el primero--. – “¡Pues verás!” –manifestó el otro--: “Las minas son manejadas por los ingleses; los transportes aéreos, por los norteamericanos; los grandes almacenes comerciales, por los franceses; las cantinas, hoteluchos, cabaretuchos, tiendas de comestibles y carnicerías, por los españoles; la bonetería y similares, por los polacos; todos los sistemas de ventas en abonos, por los libaneses; las ferreterías y droguerías, por los alemanes; los tejidos y altas finanzas, por los israelitas; material sobrante y metales usados, por los rusos, lituanos y gente de ese rumbo; el lavado de ropa y cierta clase de restaurantes, por los chinos; todo lo relativo a la floricultura, por los japoneses”… -- “¡Bueno!, ¡bueno!... ¡un momento!”... –dijo el otro--, -- “pero entonces; ¿qué diablos hacen los mexicanos?” – “¡Hombre, muy sencillo!... gritar: ¡Viva México!, cada vez que hay oportunidad… ¡y éstas no faltan!”…
¡Dios lo libre a uno de meterse a construir una casa en la ciudad de México! ¡Esas sí son complicaciones y molestias sin fin…! Comparado con eso, todo lo demás vale un comino. (Con la cuestión sindical ya es bastante.)


jueves, 1 de mayo de 2008

CRITIQUILLAS VI

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952

Desde hace años la juventud universitaria de México está perdiendo lastimosamente su tiempo en tonta politiquería que la degrada y la envilece, sirviendo de instrumento a oscuros interese…
Se considera que no menos de cinco mil personas viven en la ciudad de México, de ocupaciones fantasmas, derivadas de organizaciones que solamente existen de nombre y para provecho de bribones, en perjuicio de algún sector de trabajo efectivo, en lo particular, y del País en general. Estos “organismos” tienen nombres tan enrevesados como estos: “Comité General de Coordinación, Unificación y Esfuerzo Revolucionario de Propietarios de la Ciudad y Campo”… o este: “Confederación Nacional Revolucionaria de Obreros, Campesinos y Pequeños Propietarios Rurales, adheridos a la C. A. S. M. L. T…., o bien: “Sindicato Nacional Único de Trabajadores Manuales No Especificados y Conexos, pertenecientes a la V. Y. M. A. S. M.”… Todos los nombrecitos de estas “agrupaciones” son de tal manera raros o incomprensibles, que solamente un bribón especializado en la materia puede descifrarlos y explicar “sus actividades”. No está por demás hacer constar que los Gobiernos de los últimos han protegido e impulsado a este tipo de “organizaciones”, de tal manera que hasta la última cueva de estos pillos cuenta con apoyo oficial, por lo menos así lo dicen ellos con todo énfasis, sin que nadie los desmienta. Las “Oficinas Generales”, “Comités Centrales”, etc., están siempre cortados por el mismo patrón: un gran letrero en la calle, dos o tres cuartos destartalados, un par de viejísimos escritorios, ocho o diez sillas maltrechas y en la pared, el retrato del Presidente de la República “en turno”. En cuanto a la asistencia: diario desfile de tipos patibularios, empistolados, y todos tocados con ese sombrerito claro, degeneración del “texano”, que les ha dado por usar a los políticos. ¿Hasta cuándo la Policía se resolverá investigar las actividades de esos “centros” y realizar una fructífera “razzia” de pillos?
Las tolvaneras en la Ciudad de México se deben única y exclusivamente a la bárbara deforestación que han sufrido las zonas boscosas que rodean el Valle de México. ¿Responsables? El Gobierno…. únicamente él.
Dentro de cincuenta años, la República Mexicana será un inmenso páramo, un país pobrísimo, que sufrirá constantemente horribles sequías, tornados, tolvaneras fantásticas, inundaciones, etc., etc.…. ¿Y todo esto resultado de qué? Pues de la brutal deforestación que el país está sufriendo desde hace quince años… ¡sin que los Gobiernos se den por entendidos!
Un individuo le platicaba a otro: Pocas veces me enojo; pues he aprendido a no hacerlo: pero el otro día vi en un noticiario cinematográfico a un elevado funcionario del gobierno, acompañado del Cuerpo Diplomático e infinidad de personas, en una gran fiesta con motivo del “DIA DEL ARBOL”. En ella, después de muchos discursos, bailes regionales, piezas de música y mil tonterías, el alto funcionario plantó un arbolito… Ese mismo día, desde un avión había observado y contado TRINTA Y SEIS GRANDES INCENDIOS DE BOSQUES, todos cercanos a la capital en donde se efectuaba la ridícula ceremonia de marras. Esos treinta y seis grandes incendios deben haber acabado con cincuenta o sesenta mil grandes árboles… ¡Qué coraje me dio la farsa! En lugar de esas ceremonias estúpidas, deberían dictarse medidas adecuadas tendientes a salvaguardar nuestros ya escasos bosques, organizar cuerpos de vigilancia…
México ha sufrido un sistemático y criminal abandono por parte de sus Gobiernos, los que por cierto, jamás se le ha permitido al pueblo a escoger.
El Gobierno de México resuelto a todo costa a “IMPEDIR LA TALA DE ARBOLES Y EL CONSUMO DE CARBON Y LEÑA”, constantemente aumenta el precio del gas combustible.



DE LA ANÉCDOTA

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952


Anécdota es la relación generalmente breve, de algún suceso particular, curioso o interesante. Según su etimología, la palabra anécdota es sinónimo de inédito, o sea suceso u objeto desconocido. Pero sería grave error en estos tiempos, tomar esta palabra en ese sentido; pues ha caído completamente en desuso con ese significado. Esto da una idea de la evolución de los idiomas debido a la constante agitación del pensamiento… La anécdota siempre se escucha con agrado por sus dos principales características: la brevedad y el interés. Por propia estimación, las anécdotas que se relaten, deben ser bien intencionadas y con un fondo moral y educativo. La anécdota ayuda mucho a conocer a las grandes celebridades, siendo también un precioso auxiliar de la historia. A los hombres los presenta tales como son, y en la historia, en pocas palabras, dice más de los hechos, que los tratados mejor rescritos.
Es muy útil y agradable tener siempre a mano una buena anécdota a propósito de lo que se está tratando.

DE LA ANARQUÍA

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952

La anarquía es un ventarrón que solamente levanta basura…

En la anarquía solamente los bribones disfrutan de todo.

Anarquía es desorden, confusión por ausencia o flaqueza de la autoridad pública o privada. Es un fenómeno que por fortuna no es frecuente y que por lo general es de corta duración.

Se teme a la anarquía porque ella no respeta a nadie. El instinto de seguridad que todos poseemos ha sido siempre la mejor defensa que ha tenido el orden y el equilibrio social.

Todo acto de violencia revela primitivismo.

Si tienes la desgracia de vivir una época de anarquía, no pierdas la entereza ni el valor cívico… ¡y lucha!, ¡lucha sin reparar en nada!...

Cuando el hombre gobierna mirando solamente su conveniencia, la anarquía inmediatamente asoma.

DEL ANACRONISMO

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952


Anacronismo es error que consiste en suponer un hecho acaecido antes o después del tiempo que sucedió. El anacronismo tiene su origen en diversas causas: ignorancia, descuido, olvido… El anacronismo no se contrae exclusivamente a la literatura, se contrae en toda la variedad del arte. Puede consistir en considerar una época, hechos, costumbres, personajes, etc., pertenecientes a otra… Entre los grandes anacronismos que se han hecho notables, existen los de Miguel Angel, Rafael y otros célebres pintores, vistiendo las figuras de sus cuadros con ropas extravagantes; el de Virgilio, considerando a Eneas contemporáneas de Dido, el de ciertos pintores flamencos poniendo anteojos a personajes bíblicos, etc., etc.…. El ridículo sigue muy de cerca al anacronismo.

Los hombres extraordinarios producen a sabiendas anacronismos que agradan… y los ignorantes, tonterías que hacen sonreír…

El mundo está sembrado de anacronismos…

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domingo, 27 de abril de 2008

DEL AMPARO

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952


Amparar todo, excepto lo que no es honrado, es una obligación u una reciprocidad por el amparo infinito que la vida nos da…
Protejamos a nuestras hijas. Veamos por ellas hasta nuestro último instante. Ellas, mujeres al fin, necesitan siempre de nosotros los padres, los únicos que las amamos con el corazón.
Pensemos en esto: Vivimos gracias a que hemos sido protegidos: nuestro padre, nuestra madre, hermanos, parientes, personas bondadosas, etc.…. De no haber sido protegidos en tantas y tantas circunstancias, no viviríamos…
Protejamos todo y a todos hasta donde nos alcanzan las fuerzas…
Cuando protegemos algo no hacemos otra cosa que pagar lo que debemos.

DE LOS AMOS Y DE LOS CRIADOS

Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952

Predisponerse con los criados es una de las mayores tonterías que pueden cometerse. Eso significa crear enemigos, justamente en donde es más necesario tener amigos.

Cualquier criado vengativo y con imaginación puede acabar con uno y con todo lo de uno.

Tratar con espereza a los que nos sirven, es malo de cualquier lado que se le vea. Trabajarán de mala manera, nos engañarán…

Los criados, con esfuerzo soportan las órdenes del amo y no transigen con alguien que, sin serlo, quieren dárselas. Si con trabajo sufren al patrón, ¡qué decir de los que no lo son y quieren mandarlos!...

Es mejor ganar el afecto y la buena voluntad de los que nos sirven, que predisponerse con ellos.

La costumbre de robar, en los criados, es tan vieja como la existencia de los mismos.

Lo ideal es no necesitar de nadie. Entre menos criados, mejor, ¡mucho mejor…!

lunes, 21 de abril de 2008

CRITIQUILLAS V

Autor: José Tamborrel Suárez
Año: 1952

Si tomamos en consideración las palabras de Glandstone: “La riqueza de una nación depende de la salud de su pueblo”, resultaría que México es pobrísimo, pues la salud es casi desconocida en todas las clases sociales. De México puede decirse que es un pueblo enfermo.

Los mexicanos siempre vivimos inquietos, molestos, desdichados; suspirando por todo aquello a que tenemos derecho… Nuestros problemas son ya infinitos; PERO TOTALMENTE ARTIFICIALES (excepto, el de la deforestación). Todos han sido creados por una serie ininterrumpida de irresponsables, que desde hace años y años han venido detentando el poder… México tiene ya su vida complicadísima, enredada al máximo… Necesita de alguien que lo venga a salvar, desenredando esa terrible madeja….

Los mexicanos que tenemos conciencia cívica, somos muy desdichados.

En México, como en los demás países Centro y sudamericanos, dos meses antes de elecciones todo el mundo sabe quien va a “triunfar”…

El pueblo de México se “traga” más o menos lo de las elecciones; pero lo que lo excita y violenta es el exceso de farsa.

La adulación de que son objeto los Presidentes de México, está en relación con su inigualado poder.

¡Qué daría el Rey de Inglaterra por gozar del poder y las ventajas de que disfruta un Presidente de México!...

Dentro de veinte años nadie creerá que el camino entre la ciudad de México y la de Cuernavaca atravesaba una espesa y cerrada zona boscosa, que se iniciaba desde Tlalpan y llegaba hasta las goteras de la pintoresca Cuernavaca… Gobiernos irresponsables permitieron la deforestación de una bellísima zona… (Centenares de años, quizás miles, se tomó la Naturaleza por cubrir con una delgada capa de tierra esa inmensa región volcánica, para que ahí, a fuerza de siglos y más siglos, pudieran desarrollarse los árboles, que eran la vida y el todo, no solamente de esa zona, sino de la ciudad de México en general, por su influencia con el clima, las lluvias… La naturaleza tomó siglos en crear todo eso, para que unos cuantos políticos bribones, en pocos años, la exterminaran por completo… ¡DIOS se apiade de ellos!...)

El Gobierno nos favoreció muy poco cuando creó la Oficina de Control de Electricidad, la solamente sirve para esto:
1º. Hacer perder el tiempo.
2º. Pagar por un servicio que en nada beneficia y que causa infinitas molestias.
3º. Pagar una gratificación forzosa está bien o esté mal la instalación.

(Ya es de rigor hacer los dos pagos mencionados: el uno para que hagan la “inspección”, y el otro, para que pongan el “visto bueno”.) ¿Cuál es el beneficio que el público recibe de todo esto? ABSOLUTAMENTE NINGUNO.

México aún no sabe lo que perdió con la muerte del señor General Alvaro Obregón.

OBREGON ha sido una de las figuras más auténticamente luminosas de la Historia de México.

Juárez, Carranza y Obregón… tres Presidentes de México que murieron pobres… ¡Cuánto quiere decir eso en un ambiente como el nuestro, en el que hasta el último politiquillo muere millonario!

Se le atribuye a un gobernante de México que tenía la manía de repartir cuanto se le ponía enfrente, la siguiente frase: “Hay que dar lo propio, nunca lo ajeno”.

domingo, 30 de marzo de 2008

CRITIQUILLAS IV

Por: José Tamborrel Suárez
Noviembre de 1952


El pueblo de México no es un pueblo retrasado como comúnmente se cree. Su calidad racial es tan buena o mejor que muchas de las que están consideradas como superiores. El trazo que se observa no es racial ni cosa que se le parezca. Es simplemente resultado de la falta de gobiernos responsables que ininterrumpidamente ha padecido… Lo poco que se ha podido hacer, ha sido gracias a la magnífica calidad de su pueblo… ¡y a pesar de sus gobiernos!... México, quizá hubiera podido ser el país más adelantado del mundo (aunque lo parezca no es exageración), si hubiera tenido gobernantes, ¡lástima!

Con el mayor gusto manifiesto que después de haber conocido y tratado a la mayor parte de los diversos grupos indígenas que habitan en nuestro país, JAMAS he encontrado uno solo que careciera de los principios básicos que hacen la civilización. Ellos podrán tener muchos defectos (no más que los que tienen los que se consideran “superiores”) y ser ignorantes en muchas cosas (de lo que se considera “moderno”); pero particularmente cada uno de ellos es “gente” en toda la extensión de la palabra. Uno está acostumbrado a verlos humildes, callados, insignificantes, mal vestidos, y creer que no valen nada: pero hay que hablar con ellos, inspirarles confianza, tratarlos con respeto y entonces se asombra uno de sus conocimientos, de su filosofía y de sus elevados principios morales. Hablar mal de nuestros indios es no conocerlos.

Mientras en México existan millones de desheredados, siempre existirá la amenaza de una nueva revolución social. Todos deberían preocuparse por el reparto equitativo de la riqueza… ¡y pronto!... ¡antes de que sea demasiado tarde!... Esas inmensas legiones de hombres que se han enriquecido a la sombra del Gobierno, deberían despojarse de algo de lo que han quitado al pueblo y construir escuelas, orfanatorios, casas para ancianos, hospitales, etc., en lugar de dejar las enormes fortunas a sus viudas para que las despilfarren, como todos los días lo vemos.

Todo lo que sobresale en México: un palacio, una inmensa propiedad, etc., es generalmente de alguien que en una forma u otra ha estado conectado al gobierno.

En México, los grandes latifundios de los personajes del Gobierno, los militares afortunados, etc., se llaman simplemente “ranchos”… Dios lo libre a uno si al referirse a ellos los llama “haciendas”… Los odiosos nombres de hacienda, hacendado, etc., han desaparecido por completo, siendo propios de los “asquerosos reaccionarios”… Ellos son modestos… simplemente tienen sus “ranchos”… y son rancheros.

miércoles, 19 de marzo de 2008

CRITIQUILLAS III

Por: José tamborrel Suárez
30 de noviembre de 1952


IDEAS GENERALES ACERCA DEL HOMBRE MEDIOCRE DE LA CIUDAD DE MEXICO


Generalmente es chaparrón, grueso, de frente estrecha, manos regordetas y pie chico. Usa bigote.

Inculto

Ambicioso; pero muy confuso en ello.

Su idea de la felicidad es poseer casa y automóvil.

Es fanfarrón y presuntuoso.

Su lado flaco es el “donjuanismo”.

Lee revistas; pero prefiere las historietas propias de los niños.

Se desvive por una corrida de toros t por toda clase de juegos de pelota.

Le agrada el cine siempre y cuando sea malo… Películas nacionales ¡y esas cosas!...

Gusta de todo lo pornográfico: cine, teatro, libros, revistas, etc.

Viste con marcado mal gusto.

Su concepto de la elegancia no va más allá de una mala combinación de saco y pantalón.

Usa corbatas extravagantes.

Desfallece por calcetines rayados o acocolados, chillantes…

No usa sombrero.

Se perfuma con la loción de “moda”.

Se engrasa extraordinariamente el pelo y se peina con meticulosidad.

Usa anillos en las manos, reloj de pulsera y broches en camisas y corbatas.

Exteriormente es limpio (en términos generales)

Es muy exigente en lo relativo a la limpieza y brillantez de su calzado.

Llueva o truene semanariamente asiste a la peluquería (los sábados).

Lleva las uñas mal cortadas y generalmente no muy limpias.

Jamás se lava los dientes; pero se los limpia con la toalla o el pañuelo.

Se suena las narices estruendosamente.

Ríe a carcajadas por cualquier chiste de mal gusto.

En lo general es mal encarado.

Siente mucho respeto por la gente de dinero, los curas y los militares.

Gusta de afeitarse cuidadosamente. En esto es una verdadera autoridad.

Sufre de callos en los pies y de mal olor en la boca.

Jamás paga lo que debe a no ser por la fuerza.

Todo lo que adquiere lo compra en abonos.

Masca chicle cuando baila y cuando está en el cine.

Usa encendedor en cuyo manejo es un experto.

Se siente deportista aunque no lo sea ni lo haya sido.

Bebe cerveza o bebidas gaseosas embotelladas.

Es fumador y al hablar de ese lo hace con un admirable sentido de suficiencia.

Le gusta acariciar a las mujeres; pero sin responsabilidad.

Por dinero es capaz de cualquier cosa.

Es mal hijo; pero el día de las Madres cumple con ir a comer al lado de la autora de sus días.

Siempre habla mal del Gobierno; pero se desvive por ocupar un puesto cualquiera en él.

Acostumbre pegar a los hijos a los que por otra parte consiente con exceso.

Si comete un atropello con su automóvil siempre huye.

Es mal adulador pero no por su gusto, sino por escaso cacumen.

Se siente “muy macho”.

No sabe escribir una carta.

Le fascinan las credenciales que pueden concederle alguna impunidad.

Es católico; pero pésimo cristiano.

Es malicioso y suspicaz.

Habla de lo que no sabe y asegura lo que no le consta.

Admira a los toreros y a toda la gentuza del cina.

Su poco ingenio lo gasta en chascarrillos de dudosa gracia.

Asiste a cuanto lugar lo invitan, sobre todo si no hay que gastar nada.

No por equivocación asiste a una conferencia, un concierto o cualquier acto cultural por el estilo.

Lee el periódico de “cabo a rabo”.

Es ventajoso en todos sus tratos y, en eso piensa que hay inteligencia, sagacidad y conocimiento.

El concepto que tiene de su “hombría” le impide ser respetuoso y decente con las damas.

No tiene ni la más remota idea de lo que es la emoción estética.

Jamás trata de comprender a los demás. Solamente se preocupa por sí mismo.

Siente una marcada inclinación por las domésticas.

No le importa atropellar con su automóvil a un perro.

Es celoso; pero no sabe evitar las situaciones que desarrollan esta pasión.

El ruido le es indiferente.

Cree en todo lo que ve impreso.

Se embeleza y se pone más tonto cuando escucha esas horribles canciones de “ahora”.

Si acaso tiene alguna educación, tan luego como se apodera del volante de un automóvil la pierde.

En su casa padece escasez; pero a él le gusta pasar por espléndido en la calle, con sus amigos.

Su máxima prueba de capacidad mental-económica consiste en adquirir uno de esos llamados títulos de capitalización.

Le gusta que su mujer luzca bien; pero pelea con ella por lo que gasta en eso.

Es supersticioso y con infinitos prejuicios.

¡Naturalmente! Se cree un sabio.

Si se le concede confianza, siempre abusa.

Enamora a cuanta mujer se pone a su alcance.

Prefiere el ingreso seguro de un sueldo a ganarse la vida en otra forma.

Es muy afecto a retratarse y a dedicar fotografías.

Hace alarde de sus líos de faldas.

Es de esos tontos que cree a pie juntillas que no se puede ser bueno si no se tiene una religión.

Gusta de hacer favores; pero de esos que no cuestan absolutamente ningún trabajo.

Es irresponsable en todo sentido.

Solamente se acuerda que tiene hermanas cuando necesita algo de ellas.

Si alguien le debe algo es muy meticuloso.

Es indiferente al árbol, a los animales y en general a todas las bellas manifestaciones de la Naturaleza.

Gasta lamentablemente el tiempo en nimiedades y pláticas insulsas.

Le encanta desvelarse. En ello ve un detalle de la “buena vida” que cree estarse dando…

Es efusivo-hipócrita.

Su regla es desear a la mujer del prójimo.

Procura vestir a la moda aunque ésta sea ridiculísima.

En el restaurante come cuanto la sirven sin importarle calidad, origen, etc.

Presume de ser conocedor de vinos y licores.

Para amueblar su casa siempre copia de los demás. Carece de originalidad en esto.

El domingo no puede permanecer en su casa. Forzosamente tiene que salir; pero si para desdicha suya no sale, entonces se aburre y se duerma.

Es desordenado en todas sus cosas.

Ni da amor ni lo recibe. (Ni es capaz de amar con el espíritu, ni digno de ser amado así.)

Come carne y se burla de los vegetarianos considerándolos locos.

Asiste a las llamadas “fiestas” en donde parece divertirse en grande.

Es inquieto. Si está en un lugar desea estar en otro… y en otro…

Come y bebe hasta hartarse, sobre todo cuando no le cuesta.

Si se le concede alguna hospitalidad, se extralimita.

Admira la fuerza.

Cree que la última palabra de la “buena vida” consiste en asistir a un cabaret o bañarse en la playa.

Gusta de adornar y poner toda clase de accesorios a su automóvil.

No cuida lo que no es suyo.

Es iluso en todo.

Puede querer a su mujer y sin embargo serle infiel.

Prefiere la barato a lo bueno.

Gasta más de lo que tiene y de lo que puede.

Prefiere la comida del restaurante a la de su casa.

A su automóvil le pone aceite importado del mejor y en su casa se cocina con el peor aceite del país.

En su casa siempre está de mal humos y pésimo talante.

Siempre tiene muchos proyectos para el futuro.

Es materialista en grado superlativo.

La mentira no tiene importancia para él.

Jamás es sincero: pero le gusta que lo sean con él.

Si cree que tiene facilidad de palabra a toda costa trata de lucirse.

No bebe agua en la comida. Prefiere cualquier brebaje embotellado.

Es tan inocente que todavía cree que el pan de dulce contiene huevo.

Solamente come fruta cuando no puede comer otra cosa.

Es muy avaro en sus deberes y obligaciones.

Buen novio y mal esposo.

Es incumplido; pero le gusta exigir cumplimiento.

Le encantan las “combinaciones” para ganar dinero sin trabajar.

No es malo; pero sumamente ignorante.

Piensa que es caritativo y bueno solamente porque suele dar por ahí de cuando en cuando una limosna.

No entiende el automóvil más que para “volar” en él.

En sus viajes no asimila nada.

Cree en el “cielo”, la “gloria”, el “infierno”, el “diablo”, los “serafines” y “querubines”… ¡hasta en el coco!...
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sábado, 15 de marzo de 2008

CRITIQUILLAS II

Por: José Tamborrel Suárez
Noviembre de 1952

BONANPAK y toda esa región DIZQUE ULTIMAMENTE DESCUBIERTA, es conocidísima por la gente de aquellos rumbos, dedicada al negocio de maderas, chicle, hule, etc.…. Ya en los tiempos en que se trazó la Línea Divisoria entre México y Guatemala, se hablaba mucho de esas ruinas Y DE LAS MUCHAS QUE POR AHÍ EXISTEN cubiertas por la maleza. (Que se consulten los informes que sobre el particular rindieron los ingenieros que formaron parte de la Comisión Mexicana de Límites de México y Guatemala –véase los archivos de la que fue Secretaría de Fomento-- encabezada por el ingeniero geógrafo José Tamborrel Siqueiros).
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martes, 11 de marzo de 2008

DEL AMOR Y DEL MATRIMONIO


Por: José Tamborrel Suárez

Año: 1952









El amor siempre pondrá en derrota al dinero.

Con respeto a la vida amorosa del hombre, por ahí se dice, que hay una época, la primera naturalmente, en que todo se consigue por amos; después otra, en que todo puede conseguirse con amor y con dinero; y la otra, la última, en la que solamente por dinero...

Todo lo mejor que existe en el mundo es producto del amor.

Amor es el sentimientos que atrae a una persona hacia otra de distinto sexo. Es la inclinación natural del hombre a la mujer, o viceversa, como una consecuencia del instinto genésico. El amor es un hecho primitivo, un simple acto natural. Es el sentimiento con caracteres vagos e imprecisos, que por su índole afectiva se hace más apto para ser sentido, que para ser explicado, y que tiene formas sumamente complejas y de difícil determinación. ¡Qué cosas no podrán escribirse con relación a este tema!

Los dos instintos fundamentales de todo lo que vive, es el que de la conservación individual, y el de la propagación de la especie. La expresión del primero en su forma más natural, es la del hambre; y en la del segundo, el amor, que no es otra cosa que la dilatación de la individualidad.

Bajo el amparo del verdadero amor es como se vive mejor la vida.

Inmediatamente que el hombre ama de veras, busca la soledad.


El noviazgo es el romance... es la novela. El matrimonio es la realidad que exige hechos...

El amor es la fuente de personalidad. No hay nada como el amor para crear personalidad en el individuo. El que se siente amado, se siente grande... ¡y se da cuenta de que es alguien!... y hay momentos en que no se cambiaría ¡por nadie!

El casarse tiene sus problemas; pero el no casarse los tiene mucho más.

Entre más grande sea el amor que se tengan dos personas, mayor será en sacrificio que una y otra se impongan en virtud de las circunstancias.

Si el amor no está protegido por la amistad y la camaradería, lo más probable es que desaparezca.

Mientras los hombres prefieren ser el primer amor de una mujer, ellas se inclinan por ser el último.

Es muy difícil que los enamorados se conozcan tal como son, ya que es muy común que cada uno de ellos trate de parecer lo que no es.

Cuando los hombres pretenden la mano de una mujer, procuran presentarse lo mejor posible, alardeando de inteligencia, cultura, buena posición, etc. En apoyo de todo eso, llevan a la novia a los mejores sitios, mostrándose despreocupados en lo que gastan, celosos de su importancia... En la mayoría de los casos se trata de pobres diablos, de ésos, que según la expresión vulgar "no tienen ni en qué caerse muertos". Su iniciativa no va más allá de saber combinar el color de la corbata con el traje..., una cultura a base de revistas ilustradas, y todo así por el estilo. Este engaño que se repite todos los días y en todas partes, bien podría llamarse "prenupcial".

¡Qué ignorantes son los que habiéndoles tocado la exquisita prerrogativa, la de amar y ser amados, destruyen con insensatez lo que la vida solamente concede a unos cuentos! Pero cuando destruyen esa dádiva maravillosa, se destruyen a sí mismos.

Que tu decencia sea aún mayor cuando estés alejado del ser que amas.

La experiencia enseña que no es conveniente que las personas casadas se separen por largo tiempo. Por lo general, estas separaciones largas terminan mal.

La ausencia es algo que no tiene mucho que ver con nuestros sentimientos afectivos, pues nos indica con más o menos precisión la índole e intensidad de ellos. En la ausencia es donde se comprende mejor a los que se ama, y es también donde puede juzgarse con más serenidad y calma sus actos y manera de ser.

En el caso de ausencia entre dos personas que se aman, el gusto de volverse a ver guarda proporción semejante a la de la pena sufrida por la separación.

En tanto que el amor puro desarrolla en el hombre los mejores sentimientos y las más nobles aspiraciones, el deseo concupiscente lo degrada y lo inclina hacia el mal.

El matrimonio suele ser una fuente constante de dicha y felicidad; pero hay que saberlo ganar a fuerza de cariño, constancia, sinceridad, comprensión y lealtad. Pensar que se puede ser feliz simplemente porque sí, sin dar nada, sin ser noble y la base de un perseverante cultivo, al que jamás debe desatenderse en un solo instante.

Es muy difícil que puedan ser dichosos en el matrimonio los que el noviazgo ocultaron sus defectos, en lugar de corregirlos. La franqueza y la sinceridad deben ser una norma en las relaciones de noviazgo, sobre todo cuando está obrando seriamente.

La mujer que ama lo dice en los ojos.

El amor no tiene ojos para ver el mal.

Solamente por los caminos del amor se puede encontrar la dicha.




Para curar las heridas del espíritu: pesimismo, misantropía, esceptisismo, etc., no hay como el amor.




En los matrimonios comunes y corrientes, resulta insoportable para el marido, que la mujer le platique las nimiedades y pequeños sucesos del día, únicas cosas de que en realidad pueden hablar la mayoría de las infelices mujeres, encerradas en estrecho círculo de actividades y relaciones... Pero en los matrimonios en que hay comprensión y cariño y viven la vida magnífica de los enamorados, todas esas nimiedades y cosas sin importancia tienen mucho interés para el esposo.




El fuego del amor hay que sostenerlo constantemente. Con el menor descuido se apaga.




La ausencia con respecto al amor, obra como el agua en el fuego.




Todo amor constituye una serie de obligaciones, deberes y respomsabilidades. Si esto no acompaña al amor, es que no hay amor.




El amor nace de la simpatía, y después se sostiene por medio del cariño, el respeto, la consideración deseo de agradar, dulzura en el trato; sobretodo: por la claridad en todos los los actos.




Cuando existe amor verdadero, y este es correspondido, vale la pena cualquier sacrificio.




El amor ciego nunca puede ser verdadero. En el verdadero amor todos los defectos e inconvenientes deben ser conocidos; pero pasados por alto.




En las parodias de amor, el no amar es el mejor medio de ser amado.




Nadie mejor para mandarnos que las personas que amamos, De hecho uno hace lo que ellas quieren. Es mejor aceptar la verdad, y conociéndola, proceder de la manera más inteligente posible.




¿Puede haber placer más exquisito que reposar la cabeza en el pecho de la mujer amada?




En el caso de los amores apasionados, las situaciones que se presentan por el excesivo sentimiento afectivo, son sumamente complejas, y generalmente con resultados negativos a lo que se desea. Hay más seguridad en el feliz desarrollo de un amor reposado y sereno, que en aquel en que la pasión domina.




A los que no les gusta sacrificarse por los demás, no deben pensar en el amor, en donde todo es sacrificio y abnegación.




En ningún caso se sacrifica y se entrega tanto como en el amor; pero es quizá lo único en que esto no se nota... realizándose sin sentir.




El amor seguirá siendo víctimas hasta el fin... El remedio quizá fuera que la gente supiera lo que es en realidad el amor, ¡cosa imposible!...




El verdadero amor solamente lo pueden disfrutar los amantes virtuosos.




¿Cómo es posible que pueda existir amor entre personas que no son virtuosas? Entre ellas podrá existir todo lo que se quiera... ¡pero jamás amor!...




El amor exige prudencia, abnegación, dulzura, renunciación, delicadeza, consideración constante...




El que engaña en amor, se engaña a sí mismo...




¡Cuánta esperanza puede existir en una sola mirada!...




Amores buenos, ¡amores a la luz del día! (Ojo a las novias).




Las pruebas de amor solamente las piden los bribones y los definitivamente mal intencionados.




Los que aman, en realidad no se buscan para otra cosa que para dignificarse.






Los regalos producen agradecimiento, en el agradecimiento hay simpatía y la simpatía fácilmente genera amor.


En realidad el amor puro que se conoce con el nombre de platónico no existe, ni puede existir, ya que constituiría una desviación del instinto genérico, lo que es completamente contrario al individuo normal. Jamás ha habido un hombre que pudiendo materializar su amor no lo haya hecho. 8se entiende, naturalmente, un hombre normal). La sociedad ha instituido el matrimonio juntamente para materializar el amor puro, según la manera que esto se entiende.


El origen del amor está en esa corriente secreta que se llama simpatía, que es la inclinación favorable de una persona hacia otra y que es común sea mutua. En la evolución favorable de ese sentimiento es como se llega al amor.


Seguramente que no existe dicha mayor que la de amar y ser amado. Desgraciadamente, la inmensa mayoría de la gente no está preparada para vivir esa dicha y apenas la poseen la destruyen.


Una de las cosas que más víctimas hace el amor, es el hecho de que centralizándose la atención, afán, admiración, cariño y todo en una sola persona, se exija demasiado de ella.


El amor por cualquier lado que se le vea constituye una cadena; paro esa cadena vale la pena de ser llevada, no importa su peso, si existe reciprocidad por lo menos en las cosas esenciales. ENTIENNE REY, decía:--"La mujer enamorada de una esclava que hace cargar las cadenas de su amo".


Los que no saben lo que es el amor, ¡muchos por cierto! piensan que la uniformidad lo mata. NINÖN DE LENCLOS, sostenía "que desde que el espíritu de orden se apoderaba de asunto de amor, desaparecía la pasión, sucedía la languidez, asomándose el fastidio y terminando todo en disgusto". Sin duda que el que opinó de esa manera, jamás conoció el verdadero amor, todo dulzura, goce tranquilo, quietud, orden. ¿Por qué no orden? ¿El orden peleado con el amor? ¡No hay razón para pensar así! Sería incongruente y sin sentido que donde hubiera amor no pudiera haber orden.


Una de las mayores desgracias que pueden acontecer es entregar el corazón a quien no se lo merece. De suceder así, se vivirá dentro del infeliz papel de víctima, se sufrirá mucho y se terminará con la más amarga de las desilusiones. En estos casos hay que usar la cabeza antes, antes que el corazón.


El amar y ser amado es el bien máximo que la vida solamente concede una vez... Las demás, en caso de existir, son remedo, conveniencia... ¡cualquier cosa!, menos amor.


Así como cuando un hombre y una mujer se aman sinceramente, es una gloria, así también como las desavenencias conyugales son un verdadero infierno.


No creo que pueda existir una cosa peor dentro del ambiente del hogar, que la esposa sumisa por razón del deber.


Hay infinitamente más fracasos en los llamados matrimonios por amor, que en aquellos en que existen ciertas conveniencias y suficiente simpatía para llevarlos a cabo. En estos, generalmente el amor viene después y se obtiene todo: amor y conveniencia.


Nada más natural que la vida matrimonial tenga sus inconveniencias. La mayor parte de las cosas la tienen. El marido que trabaja en la calle durante todo el día, al regresar por la tarde o por la noche al hogar, lo hace cansado y aburrido, buscando reposo y tranquilidad... La mujer, en tanto, ha estado esperando con ansia su regreso, para platicar, salir a la calle, divertirse, etc. El problema consiste en que para el hombre el regreso al hogar significa el fin de la jornada, en tanto que para la mujer eso mismo significa el principio de la suya o cosa parecida... ¿Qué hacer?... ¿Cuál es el resultado?... compresión por ambas partes... consideración mutua.


ENTRE los fenómenos de la comprensión y entendimiento en los seres y las cosas, hay uno, por cierto bastante común, que consiste en lo siguiente: supongamos que un escritor sale de viaje, y durante un tiempo abandonaba su máquina de escribir... Si en tanto alguien la usa, él lo notará a su regreso, aunque la encuentre exactamente en el mismo lugar que la dejó y sin señal alguna de haber sido tocada. Lo mismo pasa con un jinete con su caballo, de una ama de casa con su horno de pan o licuadora, etc. Pero en donde esto se hace perfectamente sensible es en el caso de las relaciones entre un hombre y una mujer, sobre todo cuando entre ellos existe una verdadera comunión de pareceres y sentimientos.


Es lástima que uno no pueda ser desde el principio de una persona. ¡Tan hermoso que sería!... ¡No hay que rodar tanto, pasando por tantas manos! ¡Para por fin, a veces demasiado tarde, llegar hasta el compañero o compañera definitivo!... Me imagino que fuéramos piedras, que rodáramos por pronunciada pendiente , tropezando con otras muchas... Hasta por fin detenernos al lado de una... ¡Cuántas manos tienen que acariciar nuestra fuente, hasta encontrar las que nos han de acariciar siempre!... (¡Y muchas veces, las que creemos definitivas, tampoco lo son!).


En la relación amorosa entre el hambre y la mujer, lo primero que que debe existir es la atracción espiritual, la cual se traduce en elisión, que es cariño, gusto, simpatía. Solamente partiendo de esta base, es que más o menos se puede juzgar la duración o efectividad y efectividad de los lazos de unión entre ellos. Los fracasos, tan frecuentes en estas cuestiones, se deben principalmente a que se dejan llevar por los exteriores: belleza, guapura, elegancia, etc., circunstancias que nada tienen que ver con las realidades de la vida y con las necesidades espirituales que todo ser humano tiene.


Horrible tragedia la de aquellos que viven juntos solamente porque se gustan en el aspecto físico.


Todo matrimonio nuevo debe llevar consigo un buen cuchillo para poder cortar el pastel de muchas amistades inconvenientes.


Pocas esperanzas de felicidad tiene los que se han enamorado atraídos solamente por la belleza física. En primer lugar, porque ese tipo de belleza nada dice en las cosas del espíritu, que es el todo en la dicha del alma, y en segundo, porque es cosa que desaparece, generalmente pronto. Además, una vez acostumbrado a ella, suele cansar o pasar inadvertida. La única belleza efectiva, siempre sólida y constante, siempre leal y buena, es la del alma.


El amor no conduce a la locura; pero cierta locura si conduce al amor.


Millones de personas están casadas... y, sin embargo, viven solas,


Los matrimonios fulminantes, ¡tan de moda en estos tiempos!, son siempre un fiasco... ¡Hay que considerar que si fracasan los que se toman mucho tiempo para conocerse y estudiarse mutuamente!... ¡Con mayor razón los que dan ese paso con los ojos cerrados!...


Los matrimonios pueden ser felices, aunque cada quien piense diferente, siempre y cuando cada uno de ellos cumpla con su deber.


Hombres y mujeres deben considerar que el matrimonio no es un constante sueño de amor, sino que entraña una serie de problemas y responsabilidades, a las cuales hay que enfrentarse diariamente y sin titubeos.


En el matrimonia hay que llevar la idea de que es el paso más serio y definitivo de la vida; de que pase lo que pase, se debe permanecer firme en su puesto, que la batalla se dará en el terreno que sea necesario y a través de todas las vicisitudes que se presenten; que confiadamente se perseguirá la paz y la felicidad hasta donde eso sea posible.


Una de las cosas más gratas que existen es respetar y obedecer a los que amamos... Es natural que junto con el amor se les dé obediencia y respeto.


Nunca será bastante repetir lo de la enorme diferencia que existe entre el amor y el deseo... ¡No hay que confundirlos!...


Infinita es la gente que cree que ama, lo que solamente desea.


El deseo es uno de los movimientos humanos más mañosos que existen, de tal manera que fácilmente pueden lograr se le confunda con el amor...


Hijo del deseo es el hastío, y su nieto, el abandono.


La razón verdadera siempre surge en los matrimonios, cuando esposo y esposa se la conceden mutuamente.


Particularmente, la vida de uno no tiene mayor importancia, sobre todo los que creemos saber vivir; pero, en cambio, si la tiene para los que nos aman.


Las dificultades en los matrimonios desavenidos pueden desaparecer simplemente con que alguno de los dos luche sinceramente para evitarlas.


Entre más difícil es el carácter de un hombre, más susceptible es de ser vencido por el amor.


Si a uno le agrada ser mimado, lo primero que hay que hacer es mimar...


Muchas mujeres creen que tienen que ser amadas sin poner algo de su parte. Es un error pensar así. En el amor hay que dar para recibir y, sobre todo, ser el primero en dar. Cuando se deja de dar es cuando ya no se ama. El hombre sensato solamente distingue con su afecto a la mujer que se preocupa por él, que se interesa por sus cosas, que siente sus problemas.


Las mujeres casadas jamás perderían a su marido, si real y sinceramente se preocuparan por sus cosas.


La mujer casada, con constantes deseos y caprichos, traerá siempre revuelta la economía del hogar por sólida que sea.


Uno de los más graves errores que suelen cometer las mujeres casadas, es mentir al esposo... ¿Qué puede haber más grave que eso?... ¿Quien podrá creerlas después?... ¿Cómo poder vivir con una persona a la que es indispensable creer... y no se le cree?...


No se jure jamás al esposo, excepto amor... ¡y eso cuando él lo pida!...


La esposa que refunfuña, discute y cela, a la corta y a la larga está perdida.


La mujer que se casa debe considerar que a partir de ese instante, sus amistades t relaciones quedan supeditadas al parecer del esposo. Para ella, en ese aspecto, casarse es como volver a nacer.


Cuando la esposa desconoce el valor del dinero y lo que cuesta obtenerlo, ya existe un principio de fracaso en el matrimonio. Lo mismo cuando no se preocupa por el orden y arreglo del hogar, la cuidadosa selección de los alimentos y su presentación personal.


La mujer frívola no nació para el matrimonio. Sus devaneos, su deseo de lucir y su manera de ser en general, no comulga con los principios que rigen en el matrimonio.


Los hombres siempre escogerán por esposa a las mejores mujeres. Entre una que acostumbra beber y fumar, a otra que no lo haga, siempre preferirá a la última. Entre una que vista con descaro y la otra que lo haga con dignidad y decencia, se inclinará por la mejor... ¡y así en todo!...


La comida desabrida y la ropa descuidada enfrían más matrimonios que otras cosas al parecer más importantes.


Las mujeres tontas e indiferentes son incapaces de mantener el cariño y el respeto del marido.


La mujer que solamente se preocupa de sí misma, está condenada a se desdichada en amores.


En el amor hay que dar para recibie... ¡Dar! ¡Dar! ¡Siempre dar!...


Frecuentemente se oye decir que se abusa mucho de la palabra "maravilloso", que se usa sin ton ni son... Es muy posible que así sea; pero hay que considerar que existen muchísimas cosas tan bellas y extraordinarias, que relmente merecen ser llamadas "maravillosas"... ¿No es acaso maravillosa la mujer santa y serenamente cumple con su deber dedicada al hogar, sustentándolo con prudencia y abnegación, y haciendo de él un remanso de paz y tranquilidad?...


La gloria en casa es la dulzura de la esposa.


Siempre será mejor partido para la mujer, el hombre honrado y trabajador, aunque sea pobre, que el rico flojo, de dudosa solvencia moral...


La mujer casada debe tener interés y en muchos casos tomar parte en los esfuerzos y actividades de su esposo, del cual debe ser leal amiga y consejera, dejando de ser lo que ha sido hasta ahora: distracción y recreo del hombre, o en el mejor de los casos: madre de sus hijos.


Las mujeres hacen mal en precipitarse a contraer matrimonio. Las precipitaciones en estos casos siempre resultan funestas. La mujer debe poner en esto todo su buen juicio y sentido común, como lo es efecto, que el matrimonio es un paso definitivo en la vida, y que el divorsio de ninguna manera es o puede ser una solución, y sí una dolorosa t terrible experiencia.


La mujer que piensa reformar al hombre una vez casada, es una tonta, que sin excepción falla; pues estos casos de reformación son rarísimos, al grado que bien puede asegurarse no existen.


La mujer antes de enamorarse debe ver de quien lo hace, pues una vez enamorada es muy dificil pueda discernir y ver las cosas con claridad, máxime si se considera que de hecho está en manos del galanteador, que lo mismo puede ser un hombre bienintencionado, que un redomado bribón.


Para la coqueta, el amor es una simple farsa, de la cual hay que obtener el máximo provecho. Para los "Don Juanes", el amor es un pasatiempo al que conceden sus preferencias.


La perfecta esposa debe tener, además de las cualidades que pudieramos llamar matrimoniales, en el sentido del buen orden y arreglo del hogar, las del sentido espiritual, como la prudencia, la abnegación, fortaleza de ánimo, serenidad de espíritu...


Los hombres cuando se casan, buscan una compañera que les proporcione toda clase de solicitudes y atenciones en su comodidad y gustos en general. La mujer debe procurar llenar las necesidades del hombre en la mejor medida de sus posibilidades, considerando que de no hacerlo, puede exponerse a que él busque fuera del hogar lo que no puede hallar dentro.


Es muy dificil que una mujer que esté compenetrada de los deberes y responsabilidades del matrimonio, fracase.


Muchas mujeres tontas o ramánticas se casan solamente por lucir el anillo de boda. Este tipo de mujer, que por desgracia abunda, facilmente se deja embaucar por las palabras dulces de un galanteador cualquiera... El despertar de estas pobres mujeres es terrible, cuando se dan cuenta que tienen por esposo a un hombre ordinario, cruel, malvado, egoísta...


Es más facil que se case unaviuda de treinta años, que una soltera de veinte, sobre todo, si la viuda posee algún patrimonio aunque sea modesto. Cierto tipo de hombres prefiere a las viudas, quizá porque estas tienen un mejor conociemiento de la vida, y, sobre todo, porque suelen tener bienes de fortuna, que astutamente pueden disfrutar.


Cierto tipo de mujeres casaderas ¡de estos difíciles tiempos!, se desviven por encontrar al hombre suficientemente hábil, para ganar mucho dinero; y suficientemente tonto, para gastarlo...


Si las jóvenes cadaderas pudieran asomarse a la vida de las casadas, y ver sus complicaciones, necesidades y miserías, seguramente no se casarían, sino hasta cuando relmente se sintieran protegídas por la salud y la moral del hombre que deseara ser su esposo.


La mujer arriesga más que el hombre en el matrimonio, por lo tanto tiene el derecho de tomar todas las providencias posibles, investigando los antecedentes del que desea ser su esposo: su educación, principios, medios económicos, etc....


Una buena esposa jamás debe contraer deudas sin consentimiento de su marido, porque tarde o temprano le acarreará serías deificultades. Además, el procedimiento no es correcto, ya que en el matrimonio nada debe hacerse sin mutuo acuerdo.


Una cosa reprobable en la mujer casada, y que la coloca en el papel de una vulgar sirviente, es la costumbre de sisar en el gasto o tomar dinero de los bolsiloos de su esposo, sin que éste lo sepa.


Parece mentira; pero es el caso que existen infinidad de mujeres que solamente soportan a su marido... por su potamonedas...


Es muy dificil que una mujer verdaderamente virtuosa no encuentre un buen esposo.


Aunque parezca increible, la mejor manera de retener un marido es dándole bien de comer. Los hombres no son otra cosa que niños crecidos a los que hay que mimar y consentir.


Cierto tipo de mujeres no le gastan un centavo al marido; pero en cambio le gastan la honra.


Si la mujer dedicara integros los primeros ocho o diez años de matyrimonio al hogar, esposo e hijos, sería muy bueno, ya que serviría para afianzar y robustecer la felicidad para el resto de la vida matrimonial.


La mujer casada debe ser extraordinariamente cuidadosa de sus actos y comportamiento, particularmente en ausencia de su esposo. La vida de la mujer en estas circunstancias debe ser clara y definida para evitar murmuraciones y dudas, que puedan destruir su felicidad.


Es mil veces mejor permanecer soltera, que mal casada.


Es cosa sabida que nadie experimenta en cabeza ajena; pero mucho menos en las cosas relativas al matrimonio... Inútil es que la joven casadera observe fracasos en su alrededor, que siempre insistirá en dar el paso deisivo, exponiendosa a engrosar las largas filas de los desavenidos y los desdichadas.


Es absurdo que la mujer se case por no permanecer soltera o por tener quien la mantenga. Cualquiera de estos dos caminos conduce directamente a la desdicha y al fracaso.


Mal proceden los que hacen de la ceremonia matrimonial una comedia social.


Casarse es fácil, ¡facilícimo! Lo difícil es poseer el entido de responsabilidad necesario para sostener la la situación.


Las dos palabras que más usan los enamorados, son: siempre y nunca.


El amor, ¡naturalmente, el verdadero!, es muy serio y muy raro...


La única base realmente firme de la felicidad es el cariño.