sábado, 19 de mayo de 2012

DE LA CONDESCENDENCIA


Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952

La condescendencia conduce al arraigamiento, que es la acción o efecto de arraigar o hacerse muy difícil la extinción de un vicio, un uso, una costumbre. Decía que la condescendencia conduce al arraigamiento de todo, lo mismo de un vicio que de una virtud; lo mismo de un odio que de un afecto. La condescendencia puede ser natural o porque así se desee; pero en ambos casos el camino es el mismo y los resultados idénticos. Y así como solamente la condescendencia conduce al arraigo de las cosas, así también solamente la voluntad es capaz del desarraigo de las mismas. A las suaves maneras de uno, hay que imponer después la fuerza de la otra.

Seamos condescendientes con la manera de ser de los demás. Todo tiene su razón de ser como es.

Respetemos las ideas de los demás. Quizá ellos tengan razón y nosotros seamos los equivocados. Considerar que uno jamás falla o nunca
se equivoca es grandísima tontería.

Condescendamos tanto como sea posible. Es una de las mejores formas para convivir en paz con los demás.

Aún con nuestras pequeñas fallas y nuestros mínimos vicios debemos ser condescendientes. No olvidemos que la perfección solamente es buena como ejemplo. (Nadie es pequeño en nada…)











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