Por: José Tamborrel Suárez
Año: 1952
Uno de los mejores ejemplos que conozco sobre lo beneficioso y práctico de la cooperación, es el de los burros, que cuando amarrados en los extremos de un mismo lazo, fueron puestos frente a dos buenas fanegas de sabroso y verde pasto, bastante separada la una de la otra. Lo primero que hicieron fue jalas cada uno por su lado para comerse la pastura; pero jalando cada uno por su lado, ninguno alcanzaba, por más esfuerzo que hacían… Entonces, los dos recapacitaron, ¡y eso que eran burros!, y se unieron para despacharse tranquilamente el primer montón, para después seguir con el segundo. Si estos animales, que entre paréntesis, no tienen nada de tontos, como el vulgo se imagina, no se hubieran puesto de acuerdo, y cada uno de ellos hubiera querido salirse con la suya, no hubieran podido siquiera probar la pastura, ya que los dos tiraban del lazo hasta ahogarse…
Cooperemos al bien de los demás en la mejor medida de nuestras posibilidades.
Prestemos nuestra cooperación en todo noble esfuerzo. Jamás nos neguemos a ocupar un puesto n la lucha por el bienestar común.
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